Personas de buen corazón creen que cuando la pandemia pase los ticos seremos más solidarios. No lo creo.
El que es bueno ya lo era con o sin la crisis por el covid-19, los otros seguirán haciendo de las suyas, como los líderes de 119 instituciones públicas.
A pesar de que ellos no sufrieron ningún tipo de afectación por la pandemia, porque siguieron con sus salarios completicos, mientras a los trabajadores privados se los llevaba y lleva la trampa porque la reducción de jornadas se mantiene, sin ningún sonrojo se mandaron sabroso.
Hablamos de funcionarios del AyA, Banhvi, ICE, INS, obviamente Recope, Racsa, Correos de Costa Rica, IMAS, Infocoop, CNP. También 62 municipalidades (75 % del total), tampoco escapan el Banco Central, BCR y el BN.
La importancia de algunas de esas entidades ha sido puesta en entredicho y hay discusión sobre la conveniencia de mantenerlas, pero ni al CNP ni a Racsa se les ocurre la autocontención, siquiera en un momento tan grave como este.
Las alzas pulseadas son ilegales y cuesta creer que tantas instituciones lo ignoran, o se hacen las tontillas, después de dos años de información y debates sobre la Ley de Fortalecimiento de las Finanzas Públicas.
Por dicha la Contraloría General (CGR) rechazó los planes, pero mala intención hubo.
Además de ilegal, la jugada es indecente cuando decenas de miles están desempleados, otros cobran salarios disminuidos, empresas de todos los tamaños luchan por sobrevivir y en estas 119 instituciones, donde nadie sufrió un rasguño, consideran indispensable un aumento.
Solo se me ocurre una expresión: ¡Qué cáscara!