A pesar de que no es una tradición tica, como sí lo son las mascaradas, la celebración de Halloween, de esta noche, es un detalle con el espantoso año que hemos tenido.
Bajo el horror del covid-19 hemos vivido desde el 6 de marzo. Ya vamos para ocho meses, y aún es incierto cuánto más nos faltará.
Pero el temor no solo ha sido orginado por el coronavirus, a esta pandemia se la ha sumado la gran crisis fiscal y la forma espantosa con la que el gobierno ha atacado el tema, donde han abundado los mensajes contradictorios y promovido gastos cuando no hay de donde sacar plata.
Para terminarla de hacer, le dan pelota a los alborotadores de Rescate Nacional, grupúsculo que cambia los bloqueos por las caravanas, una de ellas para este sábado y la otra para el martes.
Ya sabemos que estos son gestos claramente amenazantes, además de causar presas ymolestias. Y a pesar de ello, el gobierno se sienta a la mesa con gente investigada por los delitos de presunta asociación ilícita, instigación pública, obstrucción de vía pública, entorpecimiento de servicos públicos, motín, atentado, incendio o explosión y la la larga lista continúa.
Pero además de que deben, cobran. Y exigen descartar cualquier negociación con el FMI, frenar cualquier proyecto para vender instituciones estatales y desechar la reforma al empleo público.
Esto es más horroroso que toparse esta medianoche a un grupo de brujas reunidas con El Cadejos, La Segua, La Llorona, la Carreta sin Bueyes y el Padre sin Cabeza. No hay duda de que este gobierno necesita una exorcismo masivo para que logre ver la luz.