Hoy Estados Unidos elige entre la permanencia del presidente Donald Trump, del partido republicano, o escoge un cambio con Joe Biden, del partido demócrata.
Me encantaría ver salir de la Casa Blanca a Donald Trump con el rabo entre las piernas, entrando en la lista de los pocos presidentes (sería el quinto) que desde principios del siglo XX fracasaron al buscar la reelección.
Y es que desde que George Washington asumió como el primer mandatario, en 1789, la gran mayoría han repetido.
¿Merece seguir en el poder quien ha sido el peor ejemplo para el mundo y su gente en el manejo del covid-19? Desde el comienzo de la pandemia en ese país, en enero, Trump le ha bajado el piso y ya suman 9,2 millones de contagiados, los muertos llegan a 231 mil y amenaza un rebrote.
Cientos de vidas se habrían salvado si hubiera hecho caso a los expertos, lejos de ello mandó a la gente a inyectarse desinfectante. Muchísimo dolor habría evitado con solo promover el uso de las mascarillas.
Trump es una mala persona. Las renuncias constantes de colaboradores en la Casa Blanca dan fe de ello, y el tomar decisiones por impulso es un peligro para el mundo entero.
Para cerrar con broche de oro y presintiendo que no pueda revertir los números de las encuestas, amenazó con que si no le gusta el resultado de las votaciones se negaría a dejar la presidencia.
Este es el irrespeto más grande a la democracia y al país que se jacta de ser el mayor exponente, defensor y promotor de este sistema de gobierno en el mundo. Dios ilumine a los estadounidenses.