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OPINIÓN: La Cruz iluminará los corazones de los alajueliteños

A la tercera ojalá sea la vencida y su luz resplandezca por muchos años.

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La cruz alajueliteña está ubicada en el cerro San Miguel, a 2.036 metros sobre el nivel del mar. Mide 26 metros de alto y tiene 11 metros de ancho, su base es de concreto; mide 5,50 metros de lado y 3,50 metros de profundidad. Fue inaugurada el 8 de julio de 1934 por el sacerdote Rosendo Valenciano.
La cruz alajueliteña está ubicada en el cerro San Miguel, a 2.036 metros sobre el nivel del mar. (Cortesía)

Uno de los símbolos más reconocidos del Valle Central, como lo es la cruz de Alajuelita, volverá a brillar a partir de mañana desde el cerro San Miguel.

La fecha para reinaugurar la tercera iluminación no pudo ser mejor escogida: el día del patrono del popular cantón, Santo Cristo de Esquipulas. Reconocemos el esfuerzo del alcalde Modesto Alpízar y del cura párroco del santuario nacional, el padre Enrique Rivero.

“Queremos que la cruz sea un símbolo positivo para los alajueliteños y toda la gente de la Gran Área Metropolitana, que sea una luz de esperanza que diga que los años que vienen serán mejores.

“También es un acto para consolidar las raíces del cantón con la gente que vive acá. Además, va a servir para fortalecer nuestra relación con Jesucristo, por eso se hace en medio de las celebraciones de nuestro Cristo Negro”, dice el alcalde Alpízar hoy en La Teja.

En 1984 fue iluminada por primera vez. El segundo intento por darle brillo a este símbolo del cristianismo, inaugurado en 1934, fue en el 2015. En ambas ocasiones el vandalismo se encargó de opacar tan buenas intenciones.

Encender la Cruz en una fecha tan simbólica, y en plena batalla contra la pandemia del covid-19, llevará alegría a los alajueliteños de buen corazón, que son la mayoría, en momentos en que urge que noticias positivas broten de la tierra del chinchiví, cuna de grandes músicos, artesanos, y de una tierra que fue la hortaliza que alimentó a los ricos de San José del siglo antepasado y la primera mitad del siglo XX.

Alajuelita hoy está lejos de ser aquella tierra próspera de nuestros abuelos, pero su gente, por sus raíces, merece la oportunidad de volver a surgir y brillar como lo hará mañana su Cruz.

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