Lo que sembramos es lo que recogemos. Y mientras el gobierno trata de ver de donde saca o nos saca la plata, porque está con el agua al cuello por la crisis fiscal, los diputados cultivan abusos a manos llenas.
Los que pegaron la lotería, y sin comprarle un pedacito a la Junta, fueron los agricultores gracias a la irresponsabilidad de una holgada mayoría de 39 diputados que aprobó, a ojos cerrados, perdonar créditos del Fondo Nacional de Desarrollo (Fonade) por ¢6.200 millones.
Son unos 200 afortunados con los que el Sistema de Banca para el Desarrollo (SBD), administrador del Fonade, hará borrón y cuenta nueva con 2.705 perros amarrados.
Los agricultores beneficiados, además, no deben demostrar las pérdidas ni que la caída de la producción de sus tierras tenga relación con el coronavirus. Mucho menos se obliga a examinar cada caso para saber si un perdón parcial bastaría para sacar al afectado adelante o si las pérdidas son producto, por ejemplo, de la irresponsabilidad y malos manejos de los créditos.
Tampoco se plantea la posibilidad de una readecuación de las deudas. La orden es perdonar, que nadie pague ni una tejita y punto. Después, el deudor perdonado volverá a ser sujeto de crédito como si nada hubiera ocurrido.
Para obtener el perdón de las deudas basta una declaración jurada y ni siquiera se exige que sea ante notario. Todas estas bondades son por la afectación por la pandemia, ¿pero acaso el resto de los ticos no la hemos visto horrible?
Injusticias y abusos en tiempos difíciles, en los que todos debemos sacrificarnos, es lo que están sembrando nuestros brillantes legisladores.