Es muy indignante que cuando el barco se está hundiendo, y se está buscando un plan para que TODOS rememos parejo, el gobierno nos dice una cosa y hace otra.
Y esa fue la jugada que el ministro de la Presidencia, Marcelo Prieto, junto con la diputada Laura Guido, del PAC, montaron la noche del domingo para alinear a las instituciones a oponerse a la reducción del gasto público, planteada por Liberación y el PUSC al Presupuesto Nacional del 2021.
Seguir gastando cuando “no hay plata, no hay plata”, como dice la lorita.
Prieto y Guido montaron el ring para que las instituciones públicas pelearan contra recortes de hasta ¢211.000 millones.
“Importante además hacer gestión fuerte con sectores y comunicación según el grado de afectaciones”, fue una de las directrices. Y efectivamente, hubo un intenso bombardeo de boletines de prensa a los medios de comunicación, en los que advertían que sin esa plata el aparato estatal no podría seguir ofreciendo servicios indispensables.
El sinsabor es grande. El gobierno recluta a las instituciones estatales para ejercer la defensa de un presupuesto al cual sí es posible meterle tijera cuando menos en ¢150.000 millones. Y la bancada del PAC más bien pretende gastar ¢60.000 millones más.
El esfuerzo del gobierno por justificar el gasto hace sospechar un deseo de llegar a nadadito de perro al 2022 y pasar la bola a la nueva administración, como ocurre siempre. Brotan las dudas de una voluntad real de Carlos Alvarado de buscar ingresos para estabilizar la economía en lugar de seguir la fiesta.