En las famosas mesas de diálogo, esas en las que le dan vueltas y vueltas a la profunda crisis fiscal mientras se nos acaba el tiempo, surgen genialidades que se para el sol a verlas.
Una de ellas es quitarles a los trabajadores los rendimientos de los fondos de pensiones para usar esa plata en pagar parte de la deuda interna. La ocurrencia, muy en línea con la idea de resolver la crisis mediante sacrificios de los otros, comienza por imaginar que el dinero acumulado en esos fondos pertenece al Estado.
No es la primera vez que se escucha hablar de los fondos de pensiones como si fueran bienes de difunto. Hace unos años, cuando la crisis del Régimen de Invalidez, Vejez y Muerte (IVM) de la Caja Costarricense del Seguro se vio en aprietos, funcionarios de la institución propusieron pasar al IVM los fondos de pensiones creados por la Ley de Protección al Trabajador. El asunto no pasó de la ocurrencia, pero no está muy lejos de la propuesta planteada en este profundo diálogo multisectorial.
Los fondos de pensiones son ahorros de los trabajadores y punto. Por dicha, el ministro de Hacienda, Elian Villegas, reaccionó alarmado ante tal tontería.
Más allá de la absurda propuesta está la falta de consideración para los afectados y el deseo de seguir la fiesta a costa de estos. La idea es sacrificar a jubilados y cotizantes de esos regímenes, reduciéndoles los ingresos y así no hará falta aumentar la recaudación fiscal ni reducir el gasto público.
La idea no prosperará, pero revela la pobreza de buena parte de las iniciativas discutidas bajo el rimbombante nombre del “diálogo multisectorial”, ay carajooo, como diría el difunto Gorgojo.