He tratado de convertir en colones lo que Lionel Messi ganará por dos temporadas, con posibilidad de tres, con el PSG de Francia, y a la calculadora le faltan ceros y me cuesta dimensionar tal cantidad de plata. Estamos locos.
Siguiendo con esta locura, hoy la carrera espacial ya no es Estados Unidos contra Rusia, la protagonizan los fundadores de Virgin Galactic, Amazon y Tesla.
Richard Branson, el multimillonario inglés dueño de Virgin Galactic, el 11 de julio hizo realidad sueño de salir del planeta. Los boletos para futuros paseos costarán entre $200,000 y $250,000 dólares (unos ¢155 millones por un ratito).
Jeff Bezos, dueño de Amazon y el hombre más rico del mundo, pocos días después de Branson, el 20 de julio, hizo su viajecito de 11 minutos en la primera misión tripulada de su empresa Blue Origin, para coincidir con el 52 aniversario del primer aterrizaje en la Luna.
Elon Musk, cofundador de Tesla Motors, fue el primero en poner en práctica esta ambición y por eso fundó en el 2002 Space X, con la que quiere comercializar viajes a Marte.
“En los próximos 10 o 20 años, los precios de estos viajes serán mucho más accesibles, y en lugar de costosas naves espaciales que solo transportarán a los muy ricos, mucha más gente tendrá la oportunidad de ir al espacio”, dijo Branson en el 2013.
Me pregunto, ¿estaremos dentro de 20 años?, ¿no valdrá la pena usar los millones de dólares que les sobran a las sobrevaloradas estrellas deportivas y los esfuerzos de estos súpermillonarios por turistear fuera del planeta, para ver si en dos décadas el calentamiento global no nos ha convertido en el planeta de los simios?
Es una simple pregunta...