Debido a una pesadilla que tuve una de estas noches, me acordé que en este país existe un tal Albino Vargas, quien toda la vida ha vivido pegado a la vena del sindicalismo.
Obviamente en una emergencia nacional, como la que estamos viviendo debido al COVID-19, solo los verdaderos líderes son los que surgen marcando el camino.
En 1856 levantó la mano nuestro presidente Juan Rafael Mora, héroe nacional, en la guerra contra los invasores del sur de Estados Unidos. Hoy, en otra campaña igual de retadora, a la par del mandatario Carlos Alvarado surge un gran equipo con el Dr. Daniel Salas, ministro de Salud a la cabeza, sin olvidar a otros integrantes de peso como Román Macaya, presidente ejecutivo de la Caja, y Michael Soto, en Seguridad Pública.
¿Y por qué Albino Vargas no aparece? Muy sencillo, primero porque hay que tener verdadero liderazgo para enfrentar las grandes batallas, misma razón por la cual el dictador Daniel Ortega está escondido mientras a su pueblo lo mata la “neumonía”, con más de 22 mil pacientes y al menos 68 fallecidos. Así disfrazan a los diagnosticados por coronavirus en Nicaragua.
Volviendo a Albino Vargas, otra de las razones por las que tampoco da la cara, es porque él y todos los albinos que lo siguen solo vociferan cuando ven los beneficios de sus grupúsculos en peligro.
Así que entre lo poco bueno del coronavirus, si podemos decir que hay algo positivo con esta pandemia, es que por lo menos estaremos sin Albino durante un buen rato.