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Éramos muchos y parió la abuela. La triste expresión cae como anillo al dedo a nuestra débil educación técnica.
El Instituto Técnológico de Costa Rica, llamado a corregir la gran deficiencia en las carreras relacionadas con ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas, acordes a lo que urge el país, nos salió con tremendo domingo 7 en el peor momento.
El Informe estado de la educación registra un insuficiente aumento en estas carreras y el TEC en lugar de captar un alumnado idóneo decidió emprender el camino de una mal entendida “justicia” social y territorial.
Alumnos con grandes méritos quedaron fuera por el lugar donde viven y el tipo de institución educativa donde se formaron. El absurdo alcanzó su punto máximo con el rechazo de estudiantes graduados en los colegios científicos abiertos con gran esfuerzo estatal para ofrecer a los mejores alumnos la oportunidad de una educación de excelencia.
El TEC escogió, además, un pésimo momento para fallarnos, advierte el exministro de Educación Francisco Antonio Pacheco quien lamenta nuestra “pandemia educativa” por el curso lectivo del 2018 que se fue en huelgas, el del 2019 no se aprovechó para arreglar los vacíos y el covid-19 dio al traste con el 2020.
“Nunca hemos estado más necesitados de aprovisionarnos de talento y de recursos humanos de la más alta calidad académica para los años futuros, precisamente porque en este campo se avecina una sequía. ¡Y en medio de semejante situación se desecha a buena parte de los mejores aspirantes a ingresar al Tec!”, enfatizó con toda la razón del mundo.
