_”Por supuesto, tenemos un gran respeto por don Eduardo y vamos a analizar su planteamiento con toda seriedad”, dijo el ministro de Hacienda, Elian Villegas,
_”Tenemos un gran respeto por los planteamientos del señor presidente del Congreso. Vamos a examinarlos con detalle y trasladarlos a los equipos técnicos para su análisis”, respondió la ministra de la Presidencia, Geannina Dinarte.
Ojalá me equivoque, y más que reacciones demasiado diplomáticas, esperaría que tanto Villegas como Dinarte hayan tomado con la seriedad que amerita la petición, totalmente válida y bien argumentada, del presidente de la Asamblea Legislativa, Eduardo Cruickshank, quien se opone al proyecto de ley, promovido por el gobierno, que cobraría un impuesto del 7,5% a los rendimientos de los fondos de pensiones del ROP, monto que al aplicarse se convertiría en casi un 10%.
Cruickshank insiste en que los recursos no deben “usarse para costear gastos del gobierno” y que el ROP “no es un simple ahorro o depósito a plazo, como para que el Ministerio de Hacienda piense en cargarle impuestos”.
Cruickshank reclamó que el plan es “contrario al fin para el cual fue creado, es decir, dignificar la vida del trabajador durante su vejez”.
El gobierno de Carlos Alvarado espera, con el injusto leñazo, recaudar unos ¢62.000 millones que ayuden en el hueco de las finanzas públicas.
A don Eduardo Cruickshank, le recuerdo que él tiene la papa en la mano para promover, con otros diputados más solidarios con la vejez de los trabajadores, el freno a tan grotesca e injusta iniciativa.