Este domingo primero de mayo 57 nuevos diputados, unos no tanto, entrarán con la misión de convertirse en parte de la solución y no del problema (es lo que esperamos) para sacar a este maltratado país del atolladero en el que está.
La tarea la tendrán seis bancadas. Tres de ellas son viejas conocidas, mientras que las otras tres son de partidos políticos que por primera vez entrarán a la cancha legislativa.
Don Rodrigo manejará a los verdes, Pilar intentará apantallar al grupo del PPSD, el PUSC sin rostros de peso, Eli encabezará su “helicopter” legislativo, Fabricio velará por su rebaño con Gloria Navas que puede resultar una loba, y José María Villalta, desde afuera, moverá los hilos de sus discípulos.
Hay una esperanza, quedó fuera la gradería de sol que llevó hace cuatro años Fabricio Alvarado, quien como candidato presidencial sorpresivamente llegó a segunda ronda, lo que hizo que subiera a Cuesta de Moras un grupo de diputados que eran de relleno.
Restauración fue la llave de entrada de Nidia Céspedes, la que acampó en pleno plenario; del desagradable y poco ejemplar en la guerra contra el covid-19, Melvin Núñez Piña. También llegó Ivonne Acuña, quien deja su curul negándose a devolver ¢5,4 millones de los ¢6,1 millones que, de acuerdo con la Administración del Congreso, debe reintegrar por pagos recibidos estando fuera del país y por un gasto millonario en gasofia.
Como las facturas se pagan, por los próximos cuatro años no veremos una sola cara de Restauración Nacional (PRN), gracias a Dios. El PAC también salió rascando.
Ojalá los nuevos legisladores se vean en este espejo.