El camino al infierno está lleno de buenas intenciones. Y posiblemente don Román Macaya, presidente ejecutivo de la Caja, tuvo buenas intenciones, sin embargo, el pasado domingo para estar a tono con la fecha salió con un domingo 7.
Macaya se dejó decir que iba a crear detectives (esa fue la palabra que usó) para encontrar personas sospechosas de tener COVID-19 en las regiones Huetar Norte y Chorotega, y también mantener vigiladas a las personas que tenían orden del ministerio de Salud de estar en cuarentena, ya sea por tener coronavirus o ser sospechosas de estar contagiadas.
Y me extraña que don Román no conozca la idiosincracia del tico, y esa ocurrencia fue como poner a un indio a repartir chicha.
El portillo que pudo abrirse era muy peligroso. Hoy eran detectives tipo CSI-Coronavirus, como tituló La Teja, mañana serán detectives para otro tipo de control y eso no va con un país democrático como el nuestro. Intentar copiar esas prácticas comunes en Cuba, Venezuela, Nicaragua u otros países autoritarios fue un horror.
Sr. Macaya, como usted conoce mejor que nadie, esta guerra contra el COVID-19 es un asunto serio, traumático, desgastante para los funcionarios de la Caja, de Salud, de Seguridad, para todos los ticos, y con ocurrencias como esa usted lo que hace es meter ruido en un pésimo momento, en la segunda oleada de la pandemia.
La única justificación que veo, para que haya tenido esa ocurrencia, es que esté física y mentalmente agotado a raíz de la desgastante guerra y no esté pensando con claridad. La otra posibilidad es que lo embarcaron muy feo.