A finales de los años 70 había un programilla humorístico mexicano en el que aparecía el Ratón Crispín, del actor Luis de Alba. El regordete roedor defendía a la gente. Era en plan vacilón.
Lo que hoy no es ningún vacilón es la ocurrencia de otra “defensora de la gente”, de apellido Crespo, quien me recordó a Crispín porque creí que lo que estaba planteando era en broma.
La Defensora de los Habitantes salió con la genialidad de reunir al presidente Carlos Alvarado, y al ministro de Salud, Daniel Salas, con un grupo antivacunas.
La cita era para hoy. El presidente, como corresponde, dijo NO.
Cranear una reunión de ese tipo solo cabe en la jupa de Catalina Crespo y le vamos a contar algo. El martes 12 de octubre, con pocas horas de diferencia, falleció en el Hospital Escalante Pradilla un matrimonio a causa del covid-19. La pareja no se había vacunado.
“Hace unos meses un muchacho tenía la mamá internada aquí por covid y el papá en el Ceaco, en San José, y los dos, lamentablemente, murieron.
“Es muy común que cuando una persona no se quiere vacunar los integrantes de su núcleo familiar tampoco y si uno se contagia le pega el virus a los demás y eso es muy peligroso. Algunos piden la vacuna hasta que ya se contagiaron y están graves, pero lamentablemente ya cuando están con la enfermedad no se pueden vacunar”, explicó la Dra. Joicy Solís Castro, directora del centro médico, quien batalla para la gente de la zona se vacune.
Y para refrescarle a Crespo su colocho mental, buscando darle voz a los antivacunas, no olvide que meses atrás reclamaba que los centros de vacunación funcionaran las 24 horas.