No sé si muchos, pero lo cierto es que el presidente salvadoreño, Nayib Bukele, empezó a ganar seguidores entre los ticos por su guerra a los pandilleros.
Pero el serio problema de seguridad no es el único que aqueja a ese país, uno de los más violentos del mundo, la pobreza es extrema, entre otro montón de males.
Por eso es que los presidentes populistas, como Bukele, lanzan cortinas de humo para desviar la atención de esos serios problemas a los que son incapaces de entrarle, y como el vecino envidioso se fija en la paja en el ojo ajeno más que la viga del propio y este martes, a las 9:15 de la noche, escribió: “Costa Rica da la percepción de haber aplanado la curva, pero lo único que están haciendo es que han disminuido el número de pruebas diarias”.
La pregunta, simple y llana es, ¿y qué le importa a Bukele si las cifras que dan nuestras autoridades de salud son ciertas o no?, ¿acaso la lucha contra la pandemia es una competencia entre países?
Los ticos nos sentimos orgullosos de nuestras autoridades y gracias a las decisiones de nuestros antepasados, no nos vemos obligados a salir en masa huyendo del país, como ocurre en El Salvador.
Por eso, debemos echar pa’ l saco e identificar a ese tipo de políticos que dicen lo que las masas quieren escuchar.
Nuestros actuales gobernantes tienen la gran responsabilidad de vacunarnos contra esos locos porque los populismos surgen en momentos de gran descontento cuando la economía anda mal.
La educación también es vital para que la gente reflexione, no coma cuento y no sea fácil presa de los jeterazos.