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Como si fueran animales de presa, después del poco éxito con los más grandes, ahora van por los más pequeños. Son los antivacunas.
Si ellos no se quieren vacunar contra el covid-19, pues que jueguen con sus vidas, pero no se vale que quieran llevarse arrastradas a personas fácilmente manipulables y poniendo en riesgo las vidas de pequeños inocentes.
Ante la cercanía de que lleguen las vacunas para niños, de 5 a 11 años, ya los tienen en la mira y asustan a sus padres. Acosan y entregan panfletos que comienzan con la palabra “alarmante” en mayúsculas y va dirigido a “madres, padres, abuelos, abuelas, tíos y tías”. En la parte inferior, lleva el logo de la “Asociación de Profesionales por la Verdad Científica”.
Esta es la supuesta organización que han utilizado estos grupos para brincar contra la obligatoriedad de las dosis.
Recordemos que desde el inicio de la pandemia, el Hospital de Niños ha atendido a 448 chiquitos que enfermaron gravemente de coronavirus y requirieron hospitalización (contando solo a los que llegaron a este centro médico).
De esos, 88 necesitaron cuidados intensivos y 15 fallecieron. También se han detectado 57 menores con el síndrome inflamatorio multisistémico asociado a esa enfermedad (MIS-C), que provoca una afección grave en el corazón y ya dejó un lamentable fallecido.
El PANI, las municipalidades, iglesias y diferentes organizaciones comunales ya están advertidas. Por el bien de los niños de sus barrios y pueblos, deben estar muy vigilantes.
Es lo mínimo que podemos hacer para contarrestar a estos dañiños grupos antivacunas que están organizados y al acecho.
