Hay que ver las caritas de ilusión de los niños y jóvenes por esos primeros días de clases.
El encontrarse con los compañeros, llevar sus bultos con sus cuadernos bien forrados y como un ajito. Al menos en las primeras lecciones.
Los papás también se sienten muy satisfechos y orgullosos de sus esfuerzos por mandarlos de nuevo a clases.
Pero en medio de este bonito ambiente, aparecen los sindicatos con su Domingo 7, específicamente la Asociación de Profesores de Segunda Enseñanza (APSE), que pretende que los estudiantes encuentren sus escuelas y colegios como chiqueros y llenos de polvo.
Y es que a una semana de que comiencen las clases la lógica dicta que los centros educativos necesitan estar limpios de cabo a rabo.
Pero lejos de ese espíritu por crear las mejores condiciones, APSE les pidió a los conserjes no entrar a limpiar antes de que arranque el nuevo periodo lectivo a partir del próximo lunes 10 de febrero.
APSE dice que los conserjes “tienen derecho al mismo período de vacaciones que los docentes (hasta el 7 de febrero) y no están obligados a asistir a los centros educativos desde el lunes 3 de febrero, fecha a partir de la cual se inician las labores del personal administrativo”.
Y si este sindicato quiere ser tan solidario, por qué sus educadores afiliados no entran a trabajar esta misma semana, se arrollan las mangas y se ponen a limpiar.
Cada uno de nosotros tiene una tarea asignada en nuestras empresas o instituciones, los educadores deben enseñar y hacerlo bien, y los conserjes conocen claramente sus tareas. Nadie es más que otro, pero las labores en toda sociedad están repartidas. En el fondo, lo que quiere el sindicato es entorpecer el comienzo de clases, y perder los primeros días de la próxima semana porque los alumnos no pueden entrar a estudiar en un ambiente polvoriento, sucio y dañino.