Estoy muy contento porque Tanisha Campbell, hija de la primera Vicepresidenta de la República, Epsy Campbell, puede disfrutar de una finquita familiar, de 10 mil metros cuadrados, con su mamá y su abuelo.
Tal vez allí olvida los problemas que hay en esta finca, como en forma despectiva llamó a Costa Rica cuando su mamá, por una torta, se vio obligada a jalar de la Cancillería en diciembre del 2018.
En aquél momento Tanisha estaba en Cali, Colombia, y escribió: “(qué) ganas de quedarme donde sea y no volver a la finca que llamamos país”.
Vamos a ver que escribe ahora que se destapó que la Vicepresidenta es beneficiada con una propiedad de diez mil cuatrocientos ochenta y nueve metros cuadrados en el cantón de Oreamuno de Cartago.
El terreno aparece a nombre de Luis Campbell Petterson, tata de la vicepresidenta. Ella es dueña de una parte.
Y aunque por el terrenito deberían pagar 125 mil colones de impuestos al año (monto de por sí bajo) el señor solo ha pagado 5.250 colones anualmente desde el 2013.
Luego de la denuncia que circuló en redes sociales, la Municipalidad de Oreamuno confirmó los montos y detalló que la propiedad está registrada con un valor fiscal de 2,1 millones de colones, tremenda ganga.
La vicepresidenta aseguró que fue “un descuido inaceptable” el hecho de que su familia no fuera a la Muni a actualizar el monto de la propiedad.
Me pregunto, ¿cuánto habría durado ese “descuido inaceptable” en corregirse si no es porque el bolado se filtró en redes sociales en estos días?