La misa solemne de la Virgen de Los Ángeles estuvo marcada por un duro mensaje sobre la realidad que vive el pueblo de Costa Rica.
La eucaristía se llevó a cabo en la plazoleta de la Basílica de Los Ángeles, como tradicionalmente se hace y arrancó a las 9 de la mañana con la procesión de la imagen de la Negrita.
Luego de la entrada de los sacerdote y obispos inició el rito.
La homilía estuvo a cargo del obispo de Puntarenas Óscar Fernández Guillén, quien habló del amor que Dios tiene para con su pueblo, un amor que llevó al extremo en la cruz.
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El religioso aprovechó la presencia de ministros, diputados y otros representantes de los tres Poderes de la República para mandar un mensaje sobre la forma en la que están dirigiendo el país, les dijo que están sacando a Dios de la realidad nacional y por eso el país pasa por una crisis de violencia, pobreza y desigualdad.
“Cristo cargó la cruz él mismo y llegó al Gólgota con ella, hizo suya la cruz, no se desprendió de ella, ni la desarmó y nos invita a seguirlo así”, dijo el obispo.
El religioso dice que Jesucrito hace una invitación a los que quieran seguirlo, no es algo obligatorio, es voluntario, eso sí, quienes deciden seguirlo deben negarse a sí mismo, además, deben cargar la cruz, no pueden renunciar a ella.
El obispo puntarenense también habló de que la relación con Dios esta “amputada” en muchos ámbitos de la vida social.
“Qué relación con el prójimo tenemos, no todo el mundo por supuesto, yo confío en que los romeros que llegaron hasta aquí no somos así, queremos estar en la cruz y no renunciar a ella.
“La cruz de Cristo es ese doble eje horizontal y vertical que ha de medir nuestra relación con Dios y con el prójimo” dijo el religioso.
El cura también destacó que para seguir a Jesucristo y llevar la cruz es necesario que los fieles practiquen el perdón, ese mismo perdón que Jesús le dio a un bandido justo antes de morir con él en la cruz.
“La sociedad en la que estamos no nos enseña a controlar la ira, a controlar la cólera, ni a controlar el enojo, somos violentos, somos agresivos, sólo Dios nos puede inculcar el espíritu de Cristo, el pastor que da la vida por los demás”, dijo el sacerdote.
El obispo dijo que la sociedad costarricense está pasando por una crisis porque la gente quiere vivir en medio de los placeres y el libertinaje.
Él asegura que pese a que Dios dijo sí en la cruz para salvar a su pueblo, mucha gente le dice no al Padre Celestial y quiere vivir sin Él.
Dice que los ticos quieren una economía sin Dios, una política sin Dios, una familia sin Dios, entre otros ámbitos, y fue enfático en que para que las cosas mejoren, para que disminuya la violencia, la inseguridad y que las familias recuperen la paz, hay que decirle a Dios que sí y cargar la cruz.