El obispo de la diócesis de Tilarán-Liberia, Manuel Eugenio Salazar Mora, no se guardó nada contra los políticos en la homilía del Domingo de Ramos desde la catedral San Antonio de Padua de Tilarán, Guanacaste.
“Algunos en este país sostienen que la religión y la política son cosas aparte. Como el agua y el aceite. Dicen estos ignorantes políticos que, si se mezcla religión y política, es una mezcla explosiva, hay explosiones.
“Dios está por encima de todo, políticos, leyes, normas, reglas, Corte Interamericana de los Derechos Humanos (CIDH), Dios está por encima de todo. Es la supremacía de él en todo y sobre todo”, aseguró Salazar.
También recordó cómo hace dos semanas en la CIDH se realizó el juico de Beatriz --una mujer salvadoreña que ya falleció-- contra El Salvador, en el cual se busca que las leyes salvadoreñas permitan el aborto tereapéutico ya que a ella no se lo permitieron a pesar de estar, según los médicos, en riesgo su vida.
“Por eso, ante el aborto ¿A quién le obedezco? ¿A las leyes humanas o a la ley de Dios? No matarás, ¿a quién le hago caso?
“Algunos dicen que lo que expreso es fanatismo religioso, el poder político de Dios, que el matrimonio iglesia-estado es la imposición de la fe al estilo de los talibanes en Oriente. No. No es cierto”, continuó.
Monseñor advirtió que no debe ser tachado de fanático religioso.
“Cuando decimos que dar a Dios lo que es de Dios, no hablamos de un fanatismo religioso en el que algunos católicos han caído y algunos protestantes han caído. No. No estoy pidiendo que me hagan presidente de la república, por si alguien no me está entendiendo.
“El evangelio es cuestionador, desestabilizador, explosivo, subversivo y revolucionario. Hay que llevar el evangelio a la sociedad para transformar esta sociedad de animal en humana y de humana en cristiana. El evangelio es la revolución de la misericordia, de la dignidad de la persona. No hay nada más humano que el cristianismo, el cual busca el bienestar del ser humano”.
TSE salió pringado
También le tiró al Tribunal Supremo de Elecciones (TSE) por reglamentar separación total entre religión y política.
“El Tribunal Supremo de Elecciones nos pide a los creyentes de cualquier religión no mezclar política y religión. Pedirnos eso es como pedirnos que nos quitemos el alma y dejar solo el cuerpo… un cadáver. Pedirnos eso es quitarles la savia vital a los árboles. Pedirnos eso es un imposible político y teológico. Es como decirle a un niño: ‘deje de amar a papá y solo ame a mamá'.
“El ser humano es uno, integral, no se puede dividir. Yo no puedo dividir mi espiritualidad y la política. Que me digan, ‘vaya a votar y haga a un lado sus valores religiosos’, eso es siquiátrico, sicológico, mente enferma. Los valores religiosos son parte integral del ser humano.
“Ya estoy cansado de escuchar en este país la gran ignorancia, la gran burrada de la frasecita, ‘no hay que mezclar religión y política’.
“Si eso fuera cierto, el papa Juan Pablo II fue un hereje y el papa Francisco también y sabemos que no es así y se agarran de frasecita bíblica, que por su ignorancia bíblica, la interpretan mal, como tanta gente interpreta mal la Biblia y usan la frasecita a Dios lo que es de Dios y al César lo que es del César, algo así como: ‘los cristianos, métanse a los templos a rezar y dejen a los políticos hacer lo que les da la gana del país’”, reclamó el sacerdote.
El resto del mensaje fue igual de fuerte.
“Por eso a mí nunca me van a callar, a menos que me maten, de anunciar el evangelio que transforme la realidad política, social y económica de mi amado país.
“La religión y la política sí se pueden y deben mezclar para construir una sociedad más justa, más humana, igualitaria, integradora, a favor de los más pobres y necesitados. Sostener lo contrario, como lo hacen muchos ciudadanos y políticos, no es científico, no es racional, no es legal, no es constitucional, atenta contra los derechos humanos elementales”, concluyó.
Tema polémico
Para el politólogo Sergio Araya, este tema sobre religión y política es polémico por los cuatro costados.
“Es polémico porque en los últimos tiempos se ha dado una diferencia importante entre la fe y lo secular. Más específicamente entre lo que podríamos decir las distintas religiones y lo que tiene que ver con la conducción civil-política de la sociedad.
“El papa Juan XXIII señalaba, por ejemplo, que el bien común es la razón de ser del actuar la política y consiste en la defensa de los derechos y deberes de las personas. Por tanto, desde los fundamentos de la fe, debe inspirarse a los tomadores de decisiones para que actúen de acuerdo a esos fines primordiales que, además, justifican el actuar en comunidad y el hacer política”, expresó Araya.
El politólogo, amplió sobre el tema que, dicho sea de paso, tiene décadas conversándose.
“Hay corrientes que hablan de levantar un muro entre el estado y la fe, sin embargo, es algo que en este lado del mundo no se da desde, prácticamente, la revolución francesa y mucho menos en este país, a pesar de que es un país que sigue con una religión oficial”, comenta el politólogo.