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Los devotos de Nuestra Señora del Carmen, o más conocida como la Virgen del Mar por los pescadores, celebran a su patrona este martes 16 de julio.
El sacerdote Germán Rodríguez, de la Catedral Metropolitana, recordó que a la Virgen del Mar “se le invoca con este nombre, como patrona de aquellos que trabajan en el mar, de los pescadores, porque hay algunos relatos que cuentan cómo unos pescadores en peligro de fallecer invocaron a la Virgen y ellos vieron la imagen de Nuestra Señora que los socorrió y los puso a salvo.
“Según la tradición, Nuestra Señora del Carmen le entregó a San Simón Stock un escapulario, como signo de defensa de los signos del mal, y desde hace siglos se acostumbra entre los devotos usar un hábito de color café, que busca ante todo identificar la vida con la de la Virgen María. El que lleva un escapulario o un hábito, debe tener claro que debe imitar el estilo de vida de la Virgen”, destacó.
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Para el sacerdote, el uso del escapulario o de los hábitos en honor a la Virgen del Carmen, demuestra la entrega de una persona que da su vida entera por completo a Dios.
El cura nos recuerda que también, como María, cada persona debe proclamar las grandezas de Dios y actuar en favor de los humildes, con actitud de servicio.
“Pido a la Virgen del Carmen que nos ayude a todos los religiosos y las religiosas del Carmelo y a los piadosos fieles que la veneran filialmente, para crecer en su amor e irradiar en el mundo la presencia de esta Mujer del silencio y de la oración, invocada como Madre de la misericordia, Madre de la esperanza y de la gracia”.
— San Juan Pablo II.
La devoción hacia el Monte Carmelo
De acuerdo con Aci Prensa “el Carmelo era, sin duda, el monte donde numerosos profetas rindieron culto a Dios. Los principales fueron Elías y su discípulo Eliseo, pero existían también diferentes personas que se retiraban en las cuevas de la montaña para seguir una vida ermitaña. Esta forma de oración, de penitencia y de austeridad fue continuada siglos más tarde, concretamente, en el III y IV, por hombres cristianos quienes siguieron el modelo de Jesucristo y que, de alguna forma, tuvieron al mismo Elías como patrón situándose en el valle llamado Wadi-es-Siah”.
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A mediados del siglo XII, un grupo de devotos de Tierra Santa, procedentes de Occidente, se instalaron en el mismo valle que sus antecesores y escogieron como patrona a la Virgen María. Allí construyeron la primera iglesia dedicada a Santa María del Monte Carmelo. Desde su monasterio no quisieron crear una nueva forma de culto mariano, ni tampoco, el título de la advocación, respondía a una imagen en especial.
Quisieron vivir bajo los aspectos marianos que salían reflejados en los textos evangélicos: maternidad divina, virginidad, inmaculada concepción y anunciación. Estos devotos, que decidieron vivir en comunidad bajo la oración y la pobreza, fueron la cuna de la Orden de los Carmelitas, y su devoción a la Virgen permitió que naciera una nueva advocación: Nuestra Señora del Carmen.
