Martha no esconde el miedo que siente cada vez que imagina a su segundo hijo, José Arturo, manejando un autobús. Solo pensar que podría ocurrirle un accidente le cambia el semblante y le provoca una enorme tristeza.
"El dos (cuando habla de sus hijos, Martha los identifica por el orden de nacimiento) fue el que más sintió la muerte de su padre, tal vez por eso decidió seguir sus pasos", dijo algo preocupada. Para esta madre, que José Arturo trabaje en eso, manejando buses, es una "herencia maldita".
"Los otros siguieron vidas muy distintas. Mi hija mayor, Karla Rebeca, se fue en busca del sueño americano; el tres trabaja en una oficina en San José y el cuatro, Jonathan, participó en Bailando por un sueño con Shirley Álvarez (en realidad fue Natalia Álvarez)", detalló.
Martha soñaba otras cosas para sus hijos pero, en medio de todo, siente que no le fue tan mal pues. Dice que todos son trabajadores y buenos, aunque su relación con ellos no es tan estrecha como le habría gustado porque ella pasó mucho tiempo fuera de casa, trabajando.
Su necesidad de darles todo provocó que ahora sus hijos resientan su ausencia y estén un poco distanciados.