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Novelón: El reggae mantiene vivo el recuerdo de una pareja de enamorados

Mamá de joven que murió en accidente de tránsito va todas las semanas a visitar a su hijo a la tumba

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Un banderita rasta en honor a sus gustos musicales y un rosal cuidado por su madre es lo que adorna la tumba de Rafael Ángel Anchía Sosa. Foto: Cortesía Maureen Sosa (Cortesía Mauren Sosa)

Doña Maureen Sosa recibió un terrible golpe en su vida el 26 de abril del 2014, cuando su único hijo varón, Rafael Ángel Anchía Sosa tuvo un accidente de tránsito que le arrebató la vida diez horas después.

Desde entonces, todos los lunes esta madre aprovecha su viaje de trabajo a Santa Ana, para compartir con él al menos una hora y media.

"Yo lo visito todos los lunes y lo seguiré haciendo hasta el día que me muera. Me siento ahí y le pongo el celular con la música reggae que él escuchaba. Además, le pinté una banderita rasta y le sembré un rosal que llego a limpiar cada semana. Siento que ahí está, ya no el alma, pero sí el cuerpo. El cementerio nunca me ha causado dolor. Creo que el amor de madre no lo separa ni la muerte", explicó la escazuceña.

Doña Maureen explicó que es como un ritual que le permite estar siempre con él, pese a su ausencia. La mayoría de las veces va sola, aunque en ocasiones se le une su esposo Rafael Anchía.

"Hablo muy poco, lo que más hago es ponerle las canciones que más escuchaba. Llevo una cortadora fija en el carro para podar el rosal y en verano jalo unos tarros para echarle agua, porque Santa Ana es muy seco para esa época", contó doña Maureen.

Y es que desde esa fatídica fecha doña Mauren no volvió a ser la misma.

"Perder un hijo es muy difícil, solo quienes lo hemos vivido sabemos lo que se siente", afirmó la madre de cuatro hijos.

Rafael Ángel Anchía Sosa, era el único hijo varón de doña Mauren y murió a los 23 años. Foto: Karen Fernández M.

Según recordó la comerciante, ese viernes por la noche Rafa regresaba del cine junto a su novia Leidy Tatiana Vargas Solís de 19 años, cuando pasaban por el hotel Country Club en San Rafael de Escazú, el joven, de tan solo 23 años perdió el control del Toyota Tercel que conducía y tras varias vueltas, se estrelló contra un poste del tendido eléctrico.

Ambos jóvenes fueron rescatados con vida por los socorristas; sin embargo, Leidy falleció llegando al hospital San Juan de Dios, mientras que Rafael Ángel aguantó diez horas más y murió a las 9:13 a.m. del día siguiente.

Esa noche Anchía y Vargas andaban en el cine celebrando los ocho meses de noviazgo. Pese a que se conocieron ahí mismo, en el barrio y que Leidy había asistido al 15 años de una de las hermanas de Rafael Ángel, tenían poco de hablarse, pero ambos compartían el gusto por la cultura rasta.

Sosa nos contó que la investigación del OIJ confirmó que el accidente se debió a una falla mecánica, dado a que su hijo andaba la llanta de repuesto (tipo galleta) del lado trasero izquierdo y al perder el control, ese ligero desequilibrio, fue fatal.

Ella misma confirma que cuando pasa por ese punto de San Rafael de Escazú ha sentido la irregularidad en la calle y tiene que agarrar bien fuerte el volante para no perder el control.

Para muchos padres el pasar por el lugar de la muerte de su hijo se vuelve doloroso, pero ella decidió a la semana enfrentar ese reto.

"Al inicio recuerdo que le hablaba a la calle y le decía: 'me arrebataste a lo que más amo', pero ahora ya no me causa mayores sentimientos, acepté lo que pasó. Mi esposo sí tardó dos años para poder volver a pasar por ahí", dijo la valiente mujer.

En este pequeño altarcito que tiene doña Mauren en la sala de su casa se aprecia una foto de la pareja compartiendo momentos felices. Foto: Karen Fernández M.

Leidy y Rafa estaban muy enamorados. Se les notaba el amor en sus miradas, según cuentan ambas madres.

"Rafa me trataba a mi chiquita como una princesa y ella lo quería mucho. Ese noche se arregló de lo más bonita para salir a celebrar los ocho meses de noviazgo. Nunca se me quitará esa imagen de mi mente. Llegó a despedirse de sus hermanos y de mí como siempre lo hacia. 'Adiós mamita, te quiero' fueron sus últimas palabras", recordó Sugey Solís, madre de Leidy.

Ella era la mayor de cuatro hermanos y el brazo derecho de su madre, por eso, la pérdida ha sido muy dura para su mamá, quien reconoce que se deprime mucho, principalmente cuando se acercan fechas especiales como el Día de la Madre, el 3 de febrero, que era su cumpleaños y Navidad, pero le queda la bendición de que todos los meses, una semana antes del 26, se sueña con ella y la ve sonriente y diciéndole que está bien.

"Era una muchacha muy humilde, entregada a las personas y conocedora de Dios. Si tenía que quitarse el bocado de la boca para dárselo a otra persona lo hacía. No pude despedirme de ella porque cuando llegué al hospital ya había muerto. Me avisaron hasta las cuatro de la madrugada y ella murió a medianoche", contó doña Sugey.

La muchacha estudiaba en un colegio nocturno y durante el día cuidaba de una bebé.

Rafa trabajaba en el mercado de Santa Ana, en el negocio de la familia. Era un joven muy cariñoso y alegre, le gustaba hacerle bromas a sus padres para verlos reír. Era un muchacho amante de la vida, que siempre le aconsejaba a su madre que había que vivir el hoy.

Doña Maureen no sabía qué hacer con su vida al verse sin su único hijo varón. Foto: Karen Fernández M. (Karen Fernández)

Cuando le avisaron a la familia Anchía Sosa del accidente, se fueron en carrera para el hospital San Juan de Dios. Rafa estaba agonizando, pero doña Mauren confiaba en que sobreviviría, como lo había hecho antes en otras pruebas de salud que enfrentaron, sin embargo el médico, le dijo que no creía que esta vez lo lograra.

"Una vez que me dieron la noticia de su muerte, decidí entrar y mudarlo en la morgue. Pensé, así como lo había vestido cuando nació, tenía que vestirlo para enterrarlo, pese a que me decían que no lo hiciera. Pasada la vela y el funeral, regresé a la casa, me encontré con su cuarto vacío y caí en la realidad de que ya no estaba más con nosotros. Ahí comienza lo más difícil", agregó Sosa.

"Solo con la ayuda de Dios y del grupo Renacer, al que ingresé un mes después de su muerte he podido ir saliendo adelante. Recuerdo que llegaba a las reuniones y lloraba y lloraba. No sabía qué hacer con mi vida. Pero saber que no estás sola, que hay otros padres que comparten tu sufrimiento, sin importar la edad, ni el motivo de muerte de cada hijo, están pasando por lo mismo, ayuda mucho.

"Nunca me quedé acostada en la cama ni quise retroceder a pesar de tanto dolor, dependía de mí misma para levantarme cada día. Por eso cada vez que me entero de algún padre está pasando por esto, lo contacto y lo invito a asistir a las reuniones", dijo doña Mauren.

En el primer aniversario de su muerte, esta madre comenzó a sentir más la ausencia de su muchacho. Poco a poco va sintiendo un alivio, aunque reconoce que en las fechas especiales todo se pone más duro, en especial en abril porque fue el mes de su nacimiento y su muerte.

A la entrada de la casa de la familia, hay varias fotografías recordando los momentos de alegría junto a ellos. Foto: Karen Fernández M.

Algo similar dice doña Sugey, para quien con el paso de los años, todo es más difícil, en vez de mejorar, por ello se encuentra en tratamiento psicológico.

Maureen y don Rafael se casaron al año de la muerte de Rafita, luego de muchos años de convivir en unión libre.

"Decidimos casarnos porque quién mejor que él para entender el dolor que yo iba a cargar el resto de mi vida y viceversa. Nos hemos acompañado mucho. Una vez me dijo que cuando me ve llorar se desespera porque no sabe qué hacer. Le dije que no necesita hacer nada, simplemente abrazarme", contó doña Maureen.

Otro consejo de esta mujer para los padres que viven la pérdida de un hijo es enfrentar todo el proceso del funeral, por más doloroso que sea, porque el corazón de una madre es tan sensible que si no se despide siempre va a fantasear con la idea de que algún día va a regresar.

"Mi hijo es el que me levanta todos los días. El que logra que su mamá vaya al Chirripó, que haga montañismo. Que ponga una canción y recuerde lo que me decía siempre 'escuchá toda la letra de mis canciones y entenderás las cosas'. Decidí ser feliz en nombre de él, por que la vida de él era suya y la mía es la mía. No me puedo atar a un sufrimiento profundo que me vaya a llevar a consecuencias mayores en la salud", aseguró doña Maureen.

Karen Fernández

Karen Fernández

Periodista con una licenciatura en Producción de Medios. Forma parte del equipo de Nuestro Tema y tengo experiencia en la cobertura de noticias de espectáculos, religiosos, salud, deportes y nacionales. Trabajo en Grupo Nacion desde el 2011.

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