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Novelón: Conserje logró que abrieran la unidad de Retratos Hablados en el OIJ

Gracias a don Marvin Calderón capturaron al asesino de una niña en 1985

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Don Marvin se pensionó hace tres años. Foto: Jeffrey Zamora. (Jeffrey Zamora R)

Marvin Calderón Badilla es un ejemplo muy claro de que querer es poder. Él entró a trabajar al Organismo de Investigación Judicial (OIJ) como conserje, pero el gran talento que tenía y su valor para perseguir los sueños lo llevaron a fundar la unidad de Retratos Hablados de la institución.

A principios de 1985, cuando era apenas un veinteañero, Marvin fue contratado para ayudar en el aseo, pero muy pronto se hizo notar.

“Yo estaba en la Universidad Nacional estudiando y llegué a trabajar en la secretaría como conserje, poco después le pregunté a Carlos Villalobos, que en ese tiempo era el secretario general del OIJ, que dónde estaba la unidad de Retratos Hablados y me dijo que eso no existía.

“Aún así yo le dije: yo soy dibujante y él me dijo que le llevara unas muestras, como tenía bastantes dibujos le llevé varios; él como que no lo creía porque decía que como un barrendero va a dibujar tan bien”.

Marvin asegura que es muy detallista es cada uno de sus trabajos.

Calderón contó que el secretario estuvo hablando con quien dirigía el OIJ en ese momento, Minor Calvo, pero aunque vieron que los trabajos eran muy buenos no había plaza como dibujante, por lo que Marvin continuó limpiando pisos.

Meses después, en noviembre de 1985, un caso que conmocionó al país le dio la oportunidad al dibujante de demostrar lo valioso que podía ser en la institución.

Una niña de ocho años, de nombre Evelyn Bustos Villavicencio, desapareció el 19 de ese mes, cuando regresada de la escuela a su casa en Guachipelín de Escazú.

Luego de días de búsqueda la chiquita fue encontrada muerta en un cafetal. Ella fue violada y asesinada por un salvaje que días después, y gracias a la colaboración de Marvin, fue detenido.

El artista disfruta mucho pintar ahora que tiene mucho tiempo libre. Foto: Jeffrey Zamora. (Jeffrey Zamora R)

La muerte de la menorcita golpeó a los costarricenses y acaparó los medio de comunicación por largo tiempo.

Luego de que apareciera el cuerpo había en el país un sentimiento de impotencia y dolor porque todos querían que la Policía atrapara al sujeto que acabó con la vida de Evelyn.

“El secretario general llegó y me dijo: vamos para que usted haga algo, un retrato o algo así del hombre que mató a esa niña. Habían mandado a traer a unos estudiantes de la Universidad de Costa Rica para que colaboraran.

“Llevaron a un compañero de Evelyn, a una hermana de ella y a un muchachito más grande, ellos me dieron la descripción del personaje ese y yo hice el retrato con la ayuda de lápices de dibujo, una especie de borrador y una hoja de papel”.

Marvin confesó la realización de este primer dibujo fue algo precipitado, ya que él en ese momento no tenía la formación ni capacitación necesaria para hacerlo.

Este fue el primer retrato hablado hecho por la Policía Judicial de Costa Rica. Reproducción: Rocío Sandí Z. (Reproducción de Rocío Sandí Z.)

“Para hacer esas cosas uno necesita preparación psicológica para poder tratar con las personas que dan los datos para hacer los retratos hablados, pero yo ese momento lo que sabía era dibujar y punto.

“Yo los entrevisté a todos juntos y eso fue un problema porque a veces se contradecían y yo tenía que que captar lo que ellos querían decir, lo mejor hubiera sido entrevistarlos por separado”, aseguró Marvin.

Días después el esfuerzo del dibujante dio frutos y la Policía detuvo al sospechoso, un tipo de apellido Hernández, quien fue condenado el viernes 10 de abril de 1987 a 25 años de cárcel por el ataque.

Los agentes encontraron varios cabellos de Hernández en la blusa y el chaleco de Evelyn. Además, el sujeto nunca se preocupó por negar el hecho, ya que siempre aceptó las acusaciones.

El exagente dice que el caso de Evelyn lo marcó para toda la vida, primero por lo dramático y luego porque le abrió las puertas como retratista.

“La similitud que hubo entre el retrato y el sospechoso marcó la diferencia para que se hiciera la unidad. Poco después de eso me contrataron como investigador, pero continuaba haciendo dibujos de sospechosos; sin embargo en el OIJ se dieron cuenta que se necesitaba que yo estuviera de tiempo completo como dibujante y así fue como crearon la unidad”, recordó.

El artista tiene un campito en la casa destinado a su gran pasión: el arte. Foto: Jeffrey Zamora.

Durante aproximadamente once años Calderón fue el único retratista del OIJ, pero la cantidad de trabajo cada día era más. Él hacía en promedio tres dibujos al día y tenía que hacer giras a todo el país lo que complicaba aún más las cosas, luego de muchas peticiones y análisis el OIJ contrató a otros dos dibujantes para hacer un poco más llevadero el nivel de trabajo del departamento.

Cuando empezó el bum de las computadoras y la Policía Judicial le dio a la unidad de Retratos máquinas y programas para hacer los dibujos, Marvin se sintió amenazado.

“Yo no quería usar la computadora para hacer retratos, sentía que iba a perder mi habilidad como dibujante, pero bueno, tuve que aprender, muchas veces cuando salía de gira me iba sin computadora y hacía los retratos a mano, me sentía mejor haciéndolo así.

El artista dice que él sintió pasión por el arte desde muy pequeño; sin embargo, la vida siempre lo preparó para luchar, ya que tuvo mucho obstáculos.

Hace poco una conocida le pidió a Marvin que le hiciera un retrato con dos mascotas. Foto: Jeffrey Zamora.

“Desde niño me gustó el arte, pero yo no tenía el dinero para comprar pinturas ni nada así, entonces, lo que hacía era hacer esculturas de barro y las metía debajo de la cama para que se secaran”.

“Cuando llegué al colegio comencé a experimentar más con la pintura, gané algunos concursos y me metí a la casa del artista como dos años y medio y ahí aprendí mucho”.

Luego de 30 años de mucho trabajo el exagente se acogió a la pensión y asegura que ahora vive en paz y se siente pleno.

“Me pensioné hace como tres años y me siento muy feliz porque puedo hacer con mi tiempo lo que yo quiera. Disfruto mucho a mi esposa y a mis tres hijos y cada vez que podemos nos pegamos una escapadita.

“Además, pinto cada vez que siento la necesidad de hacerlo, tengo un lugar destinado a eso en la casa en el que me relajo y vivo al máximo el arte”, aseguró el pintor.

Rocío Sandí

Rocío Sandí

Licenciada en Comunicación de Mercadeo de la Universidad Americana; Periodista de la Universidad Internacional de las Américas, con experiencia en Sucesos, Judiciales y Nacionales. Antes trabajó en La Nación y ADN Radio.

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