A eso de las 9 de la mañana del 1 de agosto los romeros de Pérez Zeledón, unas 300 personas, llegaron a la plazoleta de la basílica de Nuestra Señora de los Ángeles en Cartago. Entre esos romeros estaba Ryan Chacón Cubero, un niño de 10 años, a quien hace 7 años le diagnosticaron una enfermedad en un pie que amenazó con dejarlo muy lesionado.
Siete años después de aquel diagnóstico Ryan hacía fila para entrar a la basílica con una sonrisa de oreja a oreja por haber terminado una romería de 120 kilómetros, ya que salió cuatro días atrás desde Pérez Zeledón.
Les pidió permiso a sus papás para peregrinar y ellos no estaban del todo seguros. A los dos se les vino a la mente aquella enfermedad que tanto los asustó al inicio porque en una cita médica les hablaron de varias cirugías, muchos días de internamientos y más días de rehabilitación para ver si lograban que Ryan pudiera volver a caminar con un 90% de normalidad.
“Desde la primera cita de Ryan, cuando tenía 3 añitos, nos hablaron de cirugías, férulas, de internamiento con las piernas en posición uve. Esas citas del inicio fueron muy duras porque nos pintaron un futuro muy complicado para nuestro hijo”, explica doña Katherine Cubero, la mamá.
El papá, don José Carlos Chacón, recuerda que tras aquellos golpes en el corazón que les dejó las primeras citas, él tomó una muy mariana decisión: hacer la romería desde Pérez Zeledón por la sanidad de Ryan.
“Llevo siete años seguidos haciendo la romería por la salud de mi hijo y le puedo contar con gran felicidad y fe en mi Virgencita de los Ángeles que mi hijo nunca necesitó ni media operación para sanarse.
La enfermedad
Ryan fue diagnosticado con la enfermedad llamada “Legg-Calvé-Perthes”, también conocida como enfermedad de Perthes. Es un mal que afecta la articulación de la cadera y el crecimiento del hueso de la cabeza del fémur (parte superior del muslo). Casi siempre lesiona una cadera, pero también puede lesionar las dos.
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Esta enfermedad puede provocar rigidez en la articulación de la cadera, artritis de cadera en personas adultas y que una pierna sea más corta que la otra.
Este mal no permite que la cadera y el fémur se conecten perfectamente porque la cabeza del fémur no recibe suficiente sangre, por eso las células del fémur mueren ante la falta de nutrientes y se comienza a lesionar la cabeza del fémur.
“Hice la romería por mi familia, por la gente que conozco y por mi salud. Le agradezco mucho a la Virgencitga que no tuve que ir a hospitales ni ser operado, ella me curó gracias a la fe de mis papás”, explica Ryan, quien aseguró que también hará la romería 2025.
La Negrita respondió
“Nosotros (los papás), no sabemos lo que es iniciar un proceso médico por la enfermedad que nos dijeron que tenía nuestro hijo. Jamás estuvo ni media mañana internado. Realmente todo fue muy sencillo, nosotros comenzamos a pedirle con mucha fe y amor a la Negrita y ella se encargó de cumplirnos el milagro”, asegura el papá.
Doña Katherine todavía lleva en su corazón la cicatriz que le dejó lo que le dijeron los doctores cuando recién descubrían la enfermedad de su pequeñito.
“Recuerdo la primera cita, jamás la olvidaré porque nos dijeron cosas demasiado tristes para el futuro de nuestro hijo, un chiquito de tres años de edad que siempre ha soñado con ser montador de toros.
“Por eso, no tengo cómo explicar, mi esposo tampoco, la alegría que sentimos al ver cómo nuestro hijo hizo la romería desde Pérez Zeledón. Aquel niño al que le aseguraban un futuro muy oscuro para su pierna derecha, hoy juega fútbol y todavía el día de ayer (31 de julio), en medio de la caminata, le ofrecieron montarse en un carro y que así descansara, pero él se negó porque quería esto, llegarle a la Negrita después de caminar centímetro a centímetro con sus piecitos, sin ayudas… ¡lo logró!”, nos contó entre lágrimas la mamá.
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La más ruda
Nos cuenta don José Carlos que esta romería fue la más dura de las siete que ya completó. Entre los kilómetros caminados por día, el sol, la lluvia, otra vez el sol, de nuevo la lluvia, los zapatos mojados, las ampollas y el cansancio, en verdad que en algún momento sintió que no iba a terminar.
“Hubo un día de 42 kilómetros. El Cerro de la Muerte estuvo fatal, durísimo. Frío, lluvia, muy complicado. El primer día, por esos cambios climáticos tan duros, realmente creí que no iba a terminar, que había llegado el momento de parar y no seguir, pero a pura fe a la Negrita uno sigue. Este 2024 ha sido la romería más ruda de todas, sin duda alguna”, reconoció el papá.