La tumba de la querida niña Marisa está con toda la pata, después de la restauración que le hicieron.
La Teja hizo público que el mausoleo, ubicado en el cementerio de Heredia, daba tristeza por el descuido en el que lo tenían los de la Muni.
Así lo confirmó Juan José Carmona, administrador del cementerio municipal, quien comentó que los arreglos rondaron los ¢3,3 millones.
"Se duró casi cuatro semanas realizando todo el mantenimiento, el cual consistía en resanar toda la estructura, tanto por dentro como en la parte externa, para que no se siguiera deteriorando el quiosco", explicó don Juan José.
María Isabel Acuña Arias nació el 5 de marzo de 1941. A los 12 años se le diagnosticó una enfermedad cerebral. Según se dice, la niña no tomaba ningún medicamento para ofrecer su dolor a Dios, a cambio de la conversión de su padre, que ocurrió semanas antes de que la pequeña falleciera.
La iglesia Católica propuso a la niña Marisa para que la declaren santa; sin embargo, una de las peticiones del Vaticano es que la tumba esté en buenas condiciones.
"Si eso llegara a ser así (la beatificación de la niña Marisa) sería algo histórico, porque va a transcender por varios países y estaríamos esperando a gente de otros países que vendrían a tomar fotos y a dejarle sus peticiones, así que encontrar el mausoleo en malas condiciones no sería bien visto", explicó Carmona.
Don Juan José dejó en claro que a pesar de que la tumba antes estaba en malas condiciones, era constante la llegada de creyentes pidiéndole milagros y ahora esperan que lleguen.
Como siempre hay de todo tipo de opiniones, don Juan José dice que más de uno ha hecho comentarios como: "¿por qué tanta plata en la remodelación?".
"Para la gente que está molesta con este proyecto sería perder este monumento histórico que ya va a cumplir 100 años", explicó Carmona.
Los colores con los que pintaron el mausoleo hacen juego con los que tiene el edificio de la Muni herediana y las capillas municipales.
"Se llegó al acuerdo de estos colores, porque son institucionales", explicó.
Ojos de seguridad.
Antes de la remodelación, la tumba estaba rayada por todas partes, así que si pensaba ir a hacer lo mismo para dejar su petición mejor ni lo intente.
Están por colocar nueve cámaras en el cementerio, que cuidarán la estructura para que ningún maldoso la eche a perder.
"En un mes o mes y medio ya estaría la vigilancia las 24 horas en todo el territorio del cementerio y será monitoreada por la Policía Municipal", explicó el administrador del camposanto.
Las personas que vayan a la tumba serán las responsables de lo que pase en las instalaciones, porque llevarán ese control.