Don Carlos Jiménez Villalobos nunca ha sido de ir mucho al hospital, no le gusta ese lugar, pero esta vez no tuvo más opción, ya que le detectaron una lesión en el corazón que ameritaba una operación bastante delicada, por lo que tuvo que ser internado en el Calderón Guardia.
Él perdió a su esposa, Roma Jiménez Morales, hace dos años, debido a una enfermedad. Ella tuvo que ser hospitalizada y falleció en el centro médico, una experiencia que marcó a don Carlos y que explica por qué le da temor estar hospitalizado.
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La familia de don Carlos quiso asegurarse que él se sintiera amado en todo momento, para que se mantuviera fuerte mientras esperaba de que le colocaran un marcapasos, por eso idearon hacer una manifestación pacífica y llena de amor a las afueras del centro médico.
Ronny Jiménez, hijo de don Carlos, relató que hace unas semanas el viejito empezó con unos mareos extraños y decidieron llevarlo a hacerle unos exámenes a un centro médico privado donde le dijeron que debían ponerle un marcapaso.
Luego de eso lo llevaron al hospital Calderón Guardia donde el 14 de febrero lo internaron para hacerle nuevamente exámenes y los médicos coincidieron en que lo mejor era operarlo lo antes posible para ponerle el marcapasos.
“Mi papá cumplió 73 años este martes 21 de febrero y para que no se sintiera solito porque no podíamos celebrar con queque ni nada de eso, mis hermanas y yo decidimos hacer algo diferente junto con mis hijos y sobrinos.
“A ellos no los dejan entrar al hospital, pero como mi papá está internado en un salón con ventana que da a la explanada que está frente al hospital, el domingo hicimos varios carteles y llevamos a los chiquillos para que mi papá los pudiera ver. Ya cuando estábamos listos lo llamé y le dije que se asomara a la ventana y se sorprendió mucho, jamás se esperaba algo así; fue una manifestación pacífica y llena de amor”, contó Ronny.
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Lágrimas y temor
Don Carlos siempre ha sido muy jovial y como buen tico a todo la saca chota, así que cuando vio a sus nietos con los carteles le mandó a decir a Josué, el mayor, que se encadenara al portón del hospital y pusiera en el cartel ‘liberen a mi abuelo’.
Mientras él le buscaba el lado positivo a la situación que estaba viviendo, a Ronny y a sus hermanas Marcela y Karla se les salían las lágrimas porque aunque confiaban en Dios y tenían esperanza que todo saliera bien, como seres humanos tenían el temor de que algo se complicara con respecto a la salud de su amado papá.
Ese día uno de sus hijos entró a ver a don Carlos y le llevó las tarjetitas que sus nietos le hicieron, los que saben escribir le pusieron mensajes bonitos y los más pequeños estamparon con pintura sus manitas en el papel. El orgulloso abuelo se emocionó mucho cuando tuvo los regalos en las manos.
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Pese a los temores del paciente y del miedo que les tiene a las agujas, él ha sido muy valiente y eso ha permitido que salga adelante.
Ronny contó que ya operaron a su papá y eso lo tiene muy contento, aunque se llevaron un buen susto.
“La cirugía fue ayer (miércoles 22 de febrero) y algo que suponía que sería rápido, al final se quiso complicar y se alargó cuatro horas, incluso nos dijeron que estuvo a punto de darle un paro, pero por dicha eso no pasó.
“Ayer (miércoles) pude ver a mi papá y me pidió café porque siempre ha sido muy cafetero. Está adolorido, pero eso es algo normal, las próximas horas son muy importantes para ver cómo reacciona el corazón con el marcapasos que le pusieron, los médicos los van a estar vigilando de cerca”, explicó.
La familia de don Carlos espera que todo salga bien y que en cuestión de días él ya esté de vuelta en casa donde lo esperan con mucho cariño para llenarlo de chineos y ayudarlo a recuperarse lo más rápido posible.
Esta es la segunda vez que don Carlos tiene que ser hospitalizado, la primera vez fue hace unos dos años cuando se salió de control un enfisema pulmonar crónico que padece debido a que fumó durante 55 años. Esa vez estuvo internado en el hospital Metropolitano, pero pudo dormir acompañado por sus familiares, por lo que el internamiento no fue tan duro para él.
“Ya cuando estábamos listos lo llamé y le dije que se asomara a la ventana y se sorprendió mucho, jamás se esperaba algo así; fue una manifestación pacífica y llena de amor”.
— Ronny Jiménez, hijo de don Carlos.