Para Octavio Talavera, el baile es una de las formas más sublimes para demostrar la cultura de un país y, por eso, desde hace cinco meses creó un grupo de baile para difundir el folclor nicaragüense.
Talavera fundó una agrupación llamada “Ballet Folklórico Nicaragüense Huitzillin”, en el que reúne a unos 30 bailarines quienes ponen el sabor y dan a conocer las costumbres de su país y, poco a poco, se va consolidando en el medio y ha participado en festivales, fiestas privadas y, próximamente, participará en un evento muy importante.
Talavera llegó a Costa Rica hace 20 años, procedente de Estelí, Nicaragua. En ese momento agarró maletas y se vino para Tiquicia con el objetivo de buscar mejores oportunidades, y aunque al inicio no fue fácil, hoy se considera una persona estable y feliz.
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Luego, en el camino enfrentó momentos difíciles. Octavio contó que se abusó con el licor, sufrió alcoholismo y recordó que un día se arrodilló, le dijo a Dios que quería salir de esa situación y, gracias a su empeño, ganó la batalla. Esto lo motivó para comprometerse a echarles la mano a quienes lo necesitaran, y en el baile encontró una motivación para alegrar los corazones de esas personas a quienes les tiende una mano.
“Durante la pandemia, con un grupo de amigos, ayudamos a muchas personas que vivían en hacinamiento y les colaboramos con el pago del alquiler, les compramos productos de limpieza, y cada fin de año organizamos una fiesta infantil en La Sabana. Pedimos los permisos correspondientes y con varias personas se dan heladitos, juguetes, reventamos una piñata y ahí vamos. Esto lo hago como una promesa, para agradecerle a mi Dios.
“El grupo nació como parte de esa proyección social, que se forme un conjunto que les ayude a los jóvenes a no involucrarse en vicios, promover la hermandad entre Costa Rica y Nicaragua y que, cuando sea necesario, participemos en actividades, que alegremos los corazones de la gente, y velar por las personas desprotegidas”, afirmó.
Contacto. Si desean contratar al ballet lo pueden hacer enviando un mensaje al 7160-3438.
Crecer
Octavio no baila folclor nicaragüense y, por eso, recurrió a una conocida para darle vida a su proyecto. Además, conocía a algunos coreógrafos y, poco a poco, le fueron dando forma a Huitzillin. Un día, se reunieron en su casa para ver cómo cuadraban esta idea y así comenzó todo.
Al día de hoy cuentan con cuatro profesores y el grupo tiene 30 integrantes, incluidos niños. La mayoría de las personas son nicaragüenses y algunos de los chiquitos nacieron en Costa Rica.
“El 7 de abril se fundó el grupo y quiero que sea el más grande de folclor nicaragüense que haya en Costa Rica. Desde entonces, no han dejado de llover las bendiciones, es increíble lo que hemos logrado en tan poco tiempo, y a veces ni me la creo cuando veo las coreografías, los trajes, en donde hemos estado y quiero ir más allá”, relató.
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Colores en movimiento
Para este soñador, el folclor es un arte caro, deben de hacer de tripas chorizo para sacar la tarea. Cada 22 días hacen rifas, venden fritangas (carne asada que sirven con tajadas de plátano verde con buena ensalada) y buscan artículos donados para hacer venta de cachivaches.
“Las primeras presentaciones fueron en un cumpleaños y luego nos invitaron a un festival en Poás de Aserrí, en julio. Allí participaron 12 grupos, la mayoría ticos, estuvo un grupo de Chile y nosotros. Nos fue muy bien y estamos abiertos para seguir participando en donde nos inviten, y no te puedo contar detalles, pero estamos muy ilusionados, porque próximamente, participaremos en un evento de primer nivel y es una experiencia que estamos disfrutando”, dijo.
El azul y blanco se hace presente en cada movimiento, con el traje principal del grupo, que hace honor a los colores de la bandera de Nicaragua. Fue el primer traje que tuvo Huitzillin y con él, Octavio quería resaltar el amor por su tierra.
Al día de hoy cuentan con 3 vestimentas; el segundo de ellos se inspira en una muestra llamada “El viejo y la vieja”, en el que se usan máscaras y colores alegres, como parte del folclor diriambino y representa el paso del tiempo, es una expresión cultural del mestizaje y, además, tienen otro traje inspirado en Las húngaras, una especie de festejo que se hace en Masaya.
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Cada una de las vestimentas fue confeccionada en Masaya, en donde, según Octavio, se hacen los mejores trajes típicos en Nicaragua, pues se confeccionan prendas de calidad y a buen precio.
“En Nicaragua contamos con una gran variedad de trajes y queremos crecer, tener los mejores atuendos, pero necesitamos recursos, por eso invito a la gente; si quiere ayudarnos se pueden comunicar con nosotros, para seguir llevando lo mejor del folclor nicaragüense por toda Costa Rica”, añadió.