Con 19 años, Yara Márquez Cruz emigró con su familia, de su natal Nicaragua, hacia Costa Rica. Aquí hizo su vida, se casó con un tico y tuvieron dos hijas, pero su aventura en suelo nacional también implicó afrontar la muerte de cerca, pues en el 2007 le diagnosticaron cáncer de mama.
Fueron seis años desde que supo de la enfermedad hasta que le dieron de alta en 2013, aunque cuenta que todavía se mantiene con citas de control para vigilar de cerca que los tumores no regresen.
Hoy, esta mujer que nació en Nandaime, pueblo nicaragüense de Granada, tiene una emotiva historia para contar, pues siempre estará agradecida con el sistema de seguridad social de nuestro país, que le permitió ganar la batalla.
“Hace 16 años trabajaba para una empresa, tenía a cargo una jefatura y al empezar mi proceso de cáncer, en el año 2007, tomé la decisión de renunciar para llevar el proceso con tranquilidad y no estresarme tanto”, contó Yara, quien hoy tiene 49 años.
Aunque estar casada con un tico le permitía recibir atención médica de la Caja, lo cierto es que esta mujer siempre cotizó por cuenta propia, gracias a ese trabajo en una tienda en Montes de Oca y a otros empleos que tuvo anteriormente.
“El sistema de seguro social de este país en ese momento me permitió que me atendieran muy bien, que los exámenes me los hicieran muy rápido. Eso hizo que el proceso fuera menos complicado”, detalló.
Yara no olvida sus raíces, es más, con total claridad afirma que es nicaragüense, con mucho orgullo, y al mismo tiempo se muestra agradecida con el trato que ha recibido en Costa Rica.
“Siempre estaré agradecida con este país que me acogió y me brindó tantas oportunidades y opciones de superación. Agradezco enormemente, en especial al Hospital México, donde me trataron tan bien, todo el personal se portó superamable y nunca me discriminaron por mi origen”, recordó.
Cáncer y emprendimiento
Una vez que noqueó al cáncer de mama, Yara se prometió que abriría un negocito propio, en el que, además, pudiera ayudar a otras mujeres diagnosticadas con esa enfermedad.
Por eso, se metió a estudiar al Instituto Nacional de Aprendizaje (INA), para aprender sobre costura y moda. Fue así como después nació el emprendimiento Yara Accesorios, con el que ofrece accesorios, para el cabello, hechos a mano.
Por supuesto, los turbantes no podían faltar en su catálogo, para las mujeres que sufren la caída de cabello, debido al tratamiento de quimioterapia al que se someten una vez que reciben la noticia de que tienen cáncer.
“Mi negocio trata de accesorios para el cabello, como los turbantes, que vienen a hacer una respuesta para las personas que están pasando por el proceso de quimioterapia o tienen algún problema de alopecia, o sea, tiene doble propósito, pues así llevo el sustento a mi hogar y cubre las necesidades de varias personas”, explicó la sobreviviente de cáncer de mama.
Ella también confecciona otras prendas, como vinchas, delantales y prensas, las cuales promociona en la página en Instagram @yaraaccesorioscr y quienes están interesados en adquirirlos pueden pedirlos, pues ofrece el servicio de envío a cualquier parte del país.
Además de su emprendimiento, esta tica-nicaragüense quiso aportar su experiencia y ayudar a otras mujeres, por eso, hoy funge como coordinadora de Funcaferias, con lo cual se realizan ferias en el hospital México para mostrar y vender los productos que elaboran las sobrevivientes del cáncer.
Eso mediante la fundación Funcavida, una organización de San Ramón de Alajuela, sin fines de lucro, que busca mejorar la calidad de vida de los pacientes con algún tipo de cáncer.
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“Estoy muy agradecida con Funcavida por empoderarnos, por hacernos saber que no somos menos importantes por no tener una parte de nuestro cuerpo y no somos menos valiosas por eso”, expresó Yara.
Esta emprendedora, además, quiere compartir su historia de vida con otras mujeres nicaragüenses en nuestro país, quienes hoy viven el flagelo del cáncer de mama, con todos los temores, dudas y angustias que eso genera y que ella vivió.
“A todas ellas les digo que primeramente tengan fe en Dios, que es el médico por excelencia y luego que se mantengan positivas llevando el proceso con valentía y confiando que pronto todo pasará, que seguramente será una nueva etapa de sus vidas y de esto también aprendemos”, recalcó.
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“Claro que el cáncer nos cambia la vida, pero no crean que solo para mal, también nos la cambia para bien. Y tengan la seguridad que todo pasa por algo, vean por ejemplo mi historia”, resaltó Yara.
Por último, en nuestra entrevista con esta valiente campeona, ella aprovechó para agradecerle a Dios su nueva oportunidad de vida. “Desde que me dieron de alta no he recaído, todo gracias a mi Dios”, concluyó.