Melanie Natalia Zeas es una joven nicaragüense que dejó su casa, sus amigos, sus familiares, su negocito y hasta sus estudios para salvar su vida viniéndose a vivir a Costa Rica.
Hace tres meses, el 21 de junio, llegó a Costa Rica con su mamá, Yadira Hernández y su hermano, Ronny Zeas y les tocó empezar de cero en un país completamente desconocido.
Ellos vivían en el barrio Sandino de Jinotega y en el 2018, cuando empezaron los serios problemas político-sociales, tuvieron que refugiarse ahí mismo. En sus planes no estaba salir de Nicaragua, la nación que tanto aman, pero la vida los obligó.
“Un día una persona del gobierno, que es cercana a nosotros, nos llamó y nos dijo que estaban alistando mi expediente y otros más y que necesitábamos salir ya de Nicaragua.
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“En solo una semana alistamos los papeles que pudimos, mi mamá renunció al trabajo que tenía en una organización no gubernametal y nos fuimos para Managua, ahí pasamos 36 días haciendo los trámites para los pasaportes.
“Nosotros salimos de Jinotega un lunes y el sábado de esa misma semana llegó la policía a hacer una redada, gracias a Dios ya no estábamos”, contó Melanie.
Algunos allegados de doña Yadira les tendieron la mano y les consiguieron un lugar donde quedarse aquí en Costa Rica, así empezaron una nueva vida.
Bien empunchada
Una de las primeras cosas que hizo la familia nicaragüense fue ir a Migración para ponerse en orden, ya los tres tienen carnet de solicitantes de refugio y las dos mujeres están haciendo lo posible para obtener permisos laborales. Ronny, por su parte, está haciendo las vueltas para meterse al cole para terminar la secundaria.
Melanie es bien empunchada, ella estaba en su segundo año de Derecho cuando tuvo que salir de su país, además, tenía un negocito de manicura.
“Yo empecé a hacer uñas en diciembre pasado, ya estaba trabajando en mi país, tenía mi clientela y todo y ahora me toca empezar de nuevo aquí. Mi mamá hace jabones artesanales y juntas teníamos allá venta de cosméticos.
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“Acabo de sacar un curso de Gestión de Negocios en Fundación Mujer, mi mamá lo está llevando ahorita, ella también sacó el curso de Manipulación de Alimentos, todo eso suma para empezar aquí a buscar oportunidades”.
Aunque doña Yadira ya sabe hacer jabones, va a iniciar un curso aquí en Costa Rica porque hay tratamientos distintos y se ocupan permisos para poder elaborarlos.
Hace un mes la familia dejó la casa que le habían prestado y buscó un apartamento en Purral de Goicoechea para independizarse. El papá de Melanie vive en España y cuando puede les manda plata para sus gastos mientras logran empezar a generar ingresos.
Muchos sueños
Melanie cuenta que tienen muchos sueños, y que con la formación que están recibiendo quieren retomar sus negocitos para fortalecerlos y empezar a ganar platica para sostenerse.
“Queremos tratar nuestros negocitos de forma individual, mi mamá con sus jabones y lo que es champú, esos productos requieren muchos cuidados porque no pueden estar en contactos con químicos, así que lo mejor es tener cada cosa por separado.
“De momento yo estoy haciendo algunos trabajos desde mi casa y ofresco servicio a domicilio, pero mi meta es ponerme mi propio salón y no solo basarme en la aplicación de uñas o sistemas artificiales, también quiero estudiar podología para poder ofrecer pedicure clínico, ya estoy viendo lugares donde me puedo preparar para eso”, manifestó.
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La pulseadora cuenta que apenas están adaptándose a vivir en un país ajeno, dice que les ha costado acostumbrarse a hacer cálculos en colones porque aún no manejan bien la moneda local y que hasta en la comunicación han tenido algunas barreras porque aunque en los dos países se habla español, hay palabras que tienen distintos significados en cada nación.
Pese al cambio radical que dio la vida de Melanie, ella dice que aún sueña con convertirse en abogada.
“Me estoy informando para saber qué trámites debo hacer para validar mi bachillerato y así más adelante poder ir a la universidad. Desde que estaba en cuarto año de colegio tenía muy claro que quería estudiar Derecho.
“Me gusta mucho la carrera, lo que más influye en que yo quiera estudiar eso es ver cómo violentaron los derechos de los nicaragüenses en el 2018, me dolió mucho ver que la gente se quedaba callada por no tener conocimiento sobre cómo defenderse”.
La joven dice que le ha gustado mucho Costa Rica y que siente que es un país de muchas oportunidades, pero mantiene viva la esperanza de algún día volver a su patria.
“Quisiéramos que la situación con el Gobierno de Nicaragua mejorara para regresar. Allá dejamos nuestra vida y yo aspiro a regresar cuando Nicaragua sea libre y recuperar todo lo que dejé allá”.