Alex Aguirre es un nicaragüense, de 29 años, que en el 2018 huyó de su país porque recibió amenazas de muerte.
Él es activista y el luchar por la justicia social y la paz en su amada Nicaragua lo hicieron meterse en serios problemas con el gobierno de Daniel Ortega, por eso tuvo que toma la difícil decisión de huir de su país y pedir refugio en Costa Rica.
Él nació en un pueblo indígena de Jinotega, casi pegando a la frontera con Honduras.
En el 2018, cuando empezó el conflicto político social con el dictador Daniel Ortega, él estaba viviendo en Matagalpa y trabajaba con una red de jóvenes que daba orientación en temas de emprendedurismo, desarrollo económico y liderazgo social.
— ¿Hace cuánto llegó a Costa Rica?
Hace dos años.
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— ¿Qué lo hizo tomar la decisión de dejar Nicaragua?
La persecución política. Yo hacía activismo en movimiento juveniles de Nicaragua y en el 2018 me involucré en las protestas y organización logística de lo que era la resistencia pacífica contra la dictadura de Daniel Ortega y Rosario Murillo. Esta dictadura sandinista persiguió a muchos jóvenes, entre ellos a mí.
Hubo amenazas de muerte por parte de personas afines al régimen del Gobierno e incluso trabajadores del Estado, me amenazaron de muerte a mí y a mi familia, por la labor de activismo.
— ¿Quién lo recibió en Costa Rica?
No tengo familia en este país, así que llegué a un refugio, ahí estuve tres meses. Fue una temporada muy dura económicamente, no podía trabajar porque tardan tres meses en dar el carnet que se necesita para eso.
Ya cuando tuve el carnet conseguí trabajo en un centro de copiado y pude establecerme en un cuartito.
— ¿Ahora dónde trabaja?
Trabajo para una ONG de derechos humanos en el distrito El Carmen, en San José.
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— ¿Cómo se ha sentido en Costa Rica?
Muy bien, es un lugar muy seguro, donde no temo en perder mi vida o que me encarcelen por mi labor de defensor de los derechos humanos.
Tengo un seguro de la Acnur (la Agencia de la ONU para los Refugiados) y eso me ha ayudado con mis padecimientos médicos. Además, este país me permitió conseguir un trabajo estable y eso me da mucha tranquilidad.
— ¿Qué le parece la comida de Costa Rica?
Muy rica, amo el chifrijo. Los casados son como un almuerzo de los que se comen en Nicaragua. En los dos países compartimos el pinto, que me encanta, y amo el queso que hay en Cartago.
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— De los lugares que ha conocido en Costa Rica, ¿cuáles le han gustado más?
Me gustó mucho Limón y Bribrí. Yo vengo de un pueblo indígena, así que me recuerda a mi comunidad, los ríos y las montañas de mi tierra.
— ¿Qué extraña de su país?
Extraño el frío de mi pueblo, los paisajes de Nicaragua, la comida, en especial la de mi casa. También extraño mucho mi hogar, mi barrios, mis amigos.
2 años tiene Alex de vivir en Costa Rica
— ¿Qué piensa de la situación actual de Nicaragua?
Pienso que Nicaragua está sumida cada día más en un sistema autoritario, violador de los derechos humanos y que mantiene presa en una cárcel a millones de hermanas y hermanos, los que logran escapar no tiene otra opción que refugiarse, espero que pronto los que han tomado el poder por la fuerza se vayan y podamos volver a nuestra patria para reconstruirla.
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— ¿Qué planes tiene para la Semana Santa?
Voy a estar en un campamento de liderazgo democrático de la Fundación Arias.
— ¿Qué cosas le hacen falta de su país en esta semana mayor?
En Nicaragua se hace un tamal de maíz con ceniza, se llama tamal pizque. Se rellena con frijoles fritos o pescado y se come con crema (natilla), extraño eso y la sopa de pescado.
— ¿Sueña con volver a su país?
Sí, quiero volver. Es la lucha que estamos dando desde los movimientos pro democracia y el movimiento juvenil y estudiantil.
Feliz
Alex se siente feliz porque desde Costa Rica continúa la lucha por su patria. Él sabe que su voz representa a muchos que no pueden hablar porque están amenazados, presos o muertos, pero asegura que luchará hasta donde sus fuerzas se lo permitan, porque sueña con ver a su nación libre.