Jessica Hernández Agüero es una valiente mujer de 47 años, quien logró salir del infierno en el que estuvo durante 20 años y ahora vive tranquila.
El testimonio de esta admirable mujer fue uno de los destacados por el Instituto Sobre Alcoholismo y Farmacodependencia (IAFA) en estos días de fiesta para demostrar que siempre se puede salir adelante y cambiar cualquier realidad por terrible que sea.
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Ella es vecina de Desamparados y, actualmente, vive con la mamá y uno de sus dos hijos. La sobreviviente decidió contar su historia para que sirva de testimonio sobre todo lo que se puede perder cuando se le abre la puerta al consumo del tabaco, alcohol y otras drogas, algo que ella hizo cuando tenía solo 17 años.
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“Las calles, las aceras y los lotes baldíos eran los espacios que yo tenía para acomodar los cartones y pasar los días de invierno. Los basureros eran la despensa diaria que tenía a mano para comer algo. Durante 20 años pasé penas, frío, hambre, indiferencia social y rechazo humano.
“Me convertí en una persona poli consumidora; es decir, le hacía al alcohol, al tabaco, a la cocaína, a la marihuana, al crack y cuanta droga tuviera al frente la probaba; era el modo de escape a mi realidad”, recordó la desamparadeña.
Jessica lamenta haber perdido tantos años en los vicios, por lo que daría cualquier cosa por devolver el tiempo y tomar mejores decisiones.
“Despilfarré 20 años, dejé de vivir mi vida y perdí el norte de lo que buscaba y soñaba. Por mucho tiempo tiré a la borda mis años mozos, no tenía la voluntad para levantarme e iniciar una nueva vida. Cuando me le acercaba a una persona, deseosa de ser escuchada y recibir una palabra motivadora, lo que me decía era ¡quítese borracha, indigente, drogadicta! y demás etiquetas que hacen daño.
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“Un día Dios me miró con misericordia y pude ver su gracia a través de ángeles terrenales e instituciones como el IAFA y Casa Esperanza,que me escucharon y ayudaron. Dejé el consumo de venenos (drogas) gracias a la fuerza de voluntad, a personas que me ayudaron e instituciones que creyeron en mí. Logré retomar los estudios y tengo un trabajo formal, donde me siento plena, útil y, ante todo, persona primero”, relató orgullosa.
La sobreviviente cada vez que puede cuenta su historia para evitar que otras personas cometan sus mismos errores.
“Cada vez que tengo la oportunidad le cuento a la gente mi historia para que quizá despierten o se motiven a dejar el consumo de tabaco, alcohol, marihuana, cocaína y otras sustancias que tanto daño causan.
“Tengo un pasado que le pone los pelos de punta a las personas, no quiero traer a mi mente aquellos momentos de impotencia y maltrato, pero hay instantes en que vale la pena recordarlos como una forma de decir salí del abismo, porque no quiero volver al infierno que son la calle y las drogas. De verdad, de corazón, quiero motivar a las personas, en especial a las mujeres, para que dejen ese mundo inhumano que no merecen las y los hijos de Dios”, manifestó.
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Cayó en las drogas a los ocho años
Otro testimonio destacado por el IAFA es el de Glenda Ávila Ugalde, una vecina de San Ramón de Alajuela de 46 años.
Ella empezó a consumir drogas cuando era una niña de ocho años.
“Por más de 20 años las drogas me engancharon, probé muchas variedades de productos que son nocivos para la salud física y mental, pero un buen día Dios tuvo misericordia de mí y con la ayuda que empezó a germinar pude salir del lodazal, de la tragedia y miseria en la que vivía. Ahora soy otra persona y cumplí cinco años de no consumir nada y estar limpia de tabaco, alcohol, marihuana, cocaína y otras drogas.
“Esta oportunidad de levantarme y mirar hacia adelante como una nueva persona me deja grandes satisfacciones y experiencias; por un lado, está mi vivencia en las calles, el consumo desmedido de todo tipo de ‘cochinadas’; por otro lado, mis vivencias para prepararme como asistente de pacientes y otras disciplinas siempre relacionadas con personas en situación de calle y consumo problemático”, relató.