Arlen Patricia Ruiz es una nicaragüense muy empunchada, que no se arruga ante las dificultades que la vida le presenta.
Ella decidió venirse para Costa Rica en el 2018 debido a la complicada situación socio-política que estaba viviendo, y se sigue viviendo, en su país. Viajó con una hija que en aquel momento tenía 22 años.
Llegaron a la casa de una amistad que las recibió para que se establecieran y los comienzos fueron bastante difíciles.
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Como les urgía ganar dinero para comprar el arroz y los frijoles Arlen empezó a hacer cositas de comer para ir a vender en distintas actividades.
“Pasamos varios meses buscando trabajo y me tiré a vender arroz con leche, lo vendíamos en reuniones que hacían conocidos o nos íbamos a vender a La Sabana, nos la jugábamos porque nos decían que sin permisos no podíamos vender, pero necesitábamos comer.
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“Después conseguí trabajo en una casa haciendo labores domésticas y cuidando una niña, pero aún cuando tenía ese trabajo, seguía con mi emprendimiento. Por todo lo del covid-19 me despidieron en la casa en la que trabajaba, fueron tiempos muy complicados porque cuando intentaba fortalecer mi emprendimiento salían obstáculos, cuesta un mundo sacar permisos y hacer los trámites para crear un negocio en este país”, relató.
Quesillo los enamoró
Arlen dice que su compañero sentimental, César Gutiérrez, hace un quesillo nicaragüense muy rico, así que no lo pensaron dos veces y en el 2021 unieron el emprendimiento de ambos para consolidar un negocito más robusto.
Cuando la pareja llegaba a algún lugar, la gente empezaba a decir: “Ahí viene don Quesillo”, porque a todo el mundo le gustaba el producto de César. Los mismos clientes les empezaron a pedir otros productos nicaragüenses como nacatamales, así fueron ampliando el menú.
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“Actualmente tenemos un local, se llama “Don Quesillo”, lo abrimos hace unos nueves meses en la cuarta parada de La Carpio y hacemos entregas a exprés a San José, pero cuando empezamos a vender, en el 2019, lo hacíamos a pie.
“Vendemos sopa los domingos, la vamos variando entre mondongo, de res, de albóndigas y otras; también vendemos tajada con queso, quesillo, nacatamales, repochetas, asados. También ofrecemos postres como arroz con leche y Pío Quinto”, contó.
La pulseadora cuenta que lo que más le piden los clientes son nacatamales y asados y es que los nicaragüenses no comen nacatamales solo en diciembre, como los ticos acostumbran comer los tamales, ellos los consumen todos los fines de semana y a cualquier hora.
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La valiente cuenta que ella se siente muy orgullosa de lo ha logrado en el país, ya que cada paso le ha costado mucho, tanto así que muchas veces estuvo a punto de darse por vencida.
“Yo siempre pongo en primer lugar a Dios, porque sin Él no somos nada, todo se mueve bajo la voluntad de Él. Sé que hay mucha gente que está ahorita luchando por poner su negocio y que se encuentra con mucha trabas, la gente le dice a uno que no se puede, que es muy difícil, que hay que hacer muchos trámites, que es imposible tener un negocio porque piden muchos requisitos.
“Yo no tenía el capital para poner mi negocio, pero sí tenía el conocimiento y cuando buscaba ayuda para conseguir los fondos la gente me decía no podían poner plata porque era algo que no tenía futuro, por eso fue que me tiré a la calle”, contó Arlen.
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Gran meta
La empunchada mujer cuenta que uno de los empujones que la ayudaron bastante fue el que le dio Fundación Mujer.
“Es cierto a que uno las palabras negativas lo apagan, no voy a decir que no tuve momentos duros en los que pensé en darme por vencida, pero Dios me dio las fuerzas y me llevó a Fundación Mujer, ahí me agarraron de la mano, me capacitaron y me ayudaron con los trámites que necesitaba para empezar mi negocito ya en serio”, relató.
Ahorita la pareja está haciendo arreglos en el local para ponerlo puras tejas y luego de ver lo que han crecido, están motivados para seguir poniéndose metas.
“La visión que tenemos es que queremos crecer más, no ha sido fácil, pero eso no quiere decir que no se puede seguir adelante. El sueño y el deseo que nosotros tenemos es poner un local de comidas típicas nicaragüenses en el centro de San José”, aseguró la valiente.