Andrea Chaves Miller despierta cada día con la angustia de no saber cuándo le harán la cirugía que necesita para aliviarse de los fuertes dolores que la atormentan a diario.
Ella es vecina de Coronado y tiene 37 años, pero la pesadilla que vive comenzó cuando tenía apenas 20. La empezaron a atacar dolores muy intensos en el abdomen, la espalda, las piernas y durante años fue a citas médicas y estudios para ver qué era lo que tenía y fue hasta hace tres años que le detectaron una endometriosis y adenomatosis (un trastorno genético que causa tumores).
Los médicos le mandaron una histerectomía (una operación para extraer el útero) porque piensan que eso puede mejorar mucho su salud, pero desde hace nueve meses le dijeron que tiene que esperar, al igual que ella hay en el país 350 mil pacientes haciendo fila para que las operen en algún hospital de la Caja, ya que por la pandemia crecieron las listas de espera, a Andrea ni siquiera le han dado una fecha aproximada para la cirugía.
“Todo este proceso ha sido muy duro, primero por todo lo que costó que me diagnosticaran, varios médicos llegaron a decirme que yo no tenía nada, que me inventaba los dolores y me mandaban para siquiatría hasta que comprobaron que tenía un padecimiento.
“Tengo constantemente crisis de dolor y me afectan en todos los aspectos de mi vida, de forma sicológica, social, familiar, laboral, imagínese que hasta perdí el trabajo que tenía en una empresa que instala extintores por las constantes incapacidades que tenía por las crisis.
“Para mi esposo y mis dos hijos no es fácil ver los dolores que me dan, siento que llevo una vida a medias porque puedo sentirme bien un rato y de un momento a otro caigo en cama de los dolores que me dan. Esto ha sido como un viacrucis y sigo batallando porque me dicen que la cirugía podría ayudarme a mejorar, pero ni siquiera me atienden, hace nueve meses me mandaron a operarme y ya, me dejaron ahí a la espera sin decirme nada más.
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Como dolores de parto
Una situación parecida es la que vive Marianela Ortiz Ryan, de 42 años, y vecina de San Juan de Dios de Desamparados.
En el 2017 su vida dio un giro enorme porque empezó a sentir unos dolores insoportables y como en la Caja no le decía que era lo que tenía, tuvo que buscar un doctor privado que le dijo que padece de endometriosis.
Por falta de recursos no pudo continuar el tratamiento privado y regresó a la Caja. Un doctor la refirió a la Carit y ahí le mandaron una cirugía exploratoria que pareciera no estar cerca debido a las largas listas de espera.
“Estar en esta situación es muy desgastante, hay días en los que no puedo ni levantarme de la cama. Me ha afectado mucho sicológicamente yo lo único que quiero es que me operen y me ayuden a sentirme mejor”, cuenta Marianela.
“Los dolores que me dan son como de parto y las crisis me han llegado a durar 22 días seguidos. Hace unos años la enfermedad me tenía muy deprimida, cuando estaba mejorcita mi esposo me invitaba a salir, pero yo prefería quedarme en la casa porque no sentía ganas de nada, pero ahora estoy en un grupo de apoyo de personas con mi condición y eso me ha ayudado mucho, me siento mejor de ánimo, aunque siempre lucho con mis crisis de dolor y soy consciente de mi calidad de vida bajó muchísimo”, agregó.
Otra de las situaciones que le baja el ánimo a Marianela es que no puede buscar trabajo porque sabe que sus crisis no le permitirían durar mucho en ningún lado.
“Yo quisiera salir a trabajar porque ahora la vida está muy dura, pero esta enfermedad me lo impide y la operación que necesito nada que llega. Tengo dos años de estar esperando la cirugía, me han llamado tres veces de la Carit para preguntarme cómo estoy y les digo que sigo mal, pero ellos lo que me dicen es que debo seguir esperando a que me llamen porque ahorita por la pandemia limitaron los procedimientos”, recordó.
Tanto Marianela como su esposo y su hijo esperan que pronto ella reciba la llamada que tanto ha esperado para que la operen y así recupere la paz.
“Estar en esta situación es muy desgastante, hay días en los que no puedo ni levantarme de la cama”.
— Marianela Ortiz
Gran incomodidad
Roxana Solís Molina, es una herediana de 51 años que padece de diverticulitis múltiples. Ella explica que se le hacen como una especie de espinillas en sus intestinos. Hace seis años una se le reventó y tuvieron que operarla de emergencia.
Desde entonces está ostomizada (tiene un huequito en el estómago para eliminar los desechos) y desde hace dos años espera una cirugía por una hernia que le ha crecido significativamente y que compromete su salud.
“Los médicos me han dicho que tienen que operarme para quitarme la hernia y tratar de cerrarme la colostomía. La cirugía estaba programada para marzo del 2020, pero por la pandemia se suspendió.
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“Hay días en los que siento dolor y la hernia me pesa bastante, se ha vuelto incómodo. Para dormir tengo que ver en qué posición me acomodo porque depende de cómo lo haga me presiono la hernia y siento que me ahogo, si me acuesto del lado contrario siento el peso y me molesta y también el vestirme es todo un reto, tengo que usar blusas de embarazada”, relató
Roxana dijo también que las actividades físicas le afectan mucho, le cuesta hasta caminar y tampoco puede pasar largos ratos sentada porque la hernia le presiona la vejiga y tiene que estar yendo a orinar. También sufre dolores en una pierna por el peso de la hernia.
544
— días hay que esperar en promedio por una cirugía
Urgen acciones
En el país son 350 mil las personas que están esperando por una cirugía y al igual que estas tres mujeres, tienen que lidiar a diario con molestias, dolores y privaciones, pese a que pagan su seguro mes a mes.
La Cámara Costarricense de la Salud manifiesta que el encontrar una solución para acelerar las listas de espera de asegurados que necesitan operaciones debe ser una prioridad para el nuevo gobierno.
“El tema de mejoramiento en el acceso a los servicios de salud es fundamental y por eso es que hemos elaborado propuestas para trabajar conjuntamente en función de la población que merece una mejor atención de salud”, manifestó Massimo Manzi, director ejecutivo de la Cámara.
De acuerdo con el estado actual de los plazos de espera de la Caja, las áreas con mayor afectación en son las de Ortopedia, Neurocirugía, Otorrinolaringología, Vascular Periférica, Urología y Cirugía General.
Manzi comentó que las alianzas entre el sector de salud pública y privada son parte de las propuestas de la cámara.
Como ejemplos de estas estrategias citó servicios de salud que se aplican en otras partes del mundo con esquemas llamados de “bata verde”, que consisten en que el sector privado dé asistencia en temas como farmacia o laboratorio y luego esos gastos sean cancelados por el sistema de salud pública o también los de “bata blanca” que es cuando personal médico contratado por un tercero da servicios a los centros médicos del Estado.
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La idea con esto, según explicó Manzi, es mejorar el acceso por parte de los pacientes a servicios de salud y tratamientos de una manera más ágil y oportuna, y apoyar los esfuerzos de la institución hacia una mayor sostenibilidad financiera.
“Es importante que enfrentemos estos retos como un solo sistema de salud, aprovechando todos los recursos disponibles, tanto públicos como privados y enfrentar de la mejor manera los problemas existentes”, enfatizó el representante de la Cámara.
Actualmente el promedio de espera por una cirugía es de 544 días. Actualmente en Ortopedia la lista de espera es de hasta 791 días, Cirugía General de hasta 528 días, en Oftalmología la espera llega a los 400 días y en Obstetricia hasta los 362 días.