Isabel Ruiz Murillo es una vecina de Hatillo que vivió un infierno cuando empezó a usar un medicamento que muchos suelen utilizar de forma inadecuada.
Ella tomaba ansiolíticos recetados por médicos porque le costaba dormir, pero empezó a drogarse con estos y cuando se dio cuenta, la situación se había salido de control.
La mujer, de 64 años, contó su historia a Henry Segura, periodista del IAFA y él la dio a conocer con el fin de que sirva de experiencia para la gente sobre los riesgos que pueden correr si usan ese tipo de medicamentos de forma inadecuada.
“Lo primero que quiero contar es que los medicamentos no son un juego; hasta el acetaminofén hay que tomarlo de acuerdo con la consideración del médico.
LEA MÁS: Diputado propone no encarcelar a los deudores de pensión alimentaria, ¿usted qué opina?
“Hace diez años hice de las mías con medicamentos de uso cuidadoso. Yo había días que tomaba hasta diez diazepam o medio gotero de clonazepam. Yo quería morirme, quería desaparecer, un buen día alguien me dijo que fuera al IAFA y tomé el consejo.
“Me atendieron con una dosis extra de amor y comprensión y hoy agradezco a Dios por haberme puesto en el camino a tantas personas de buen corazón y vocación de servicio”, contó la sobreviviente.
Isabel dice que lo que comenzó como una terapia para dormir mejor terminó en un problema que casi acaba con su vida, todo por abusar de un medicamento cuyo uso es de gran responsabilidad.
Medicamentos peligrosos
El IAFA informó que los medicamentos con los que tuvo problemas la mujer son llamados benzodiacepinas y actúan sobre el sistema nervioso central, por lo que provocan efectos sedantes, hipnóticos, ansiolíticos, antiepilépticos, amnésicos y miorrelajantes.
LEA MÁS: ¿Por qué Rodrigo Chaves no ha podido concretar ninguno de sus proyectos estrellas?
Se usan en medicina para tratar trastornos de ansiedad, el insomnio y otros trastornos del estado de ánimo, así como las epilepsias, los síndromes de abstinencia alcohólica y los espasmos musculares.
En este grupo se incluye: diazepam, alprazolam y clonazepam.
De acuerdo con el IAFA, en los últimos cinco años 221 personas buscaron apoyo y acompañamiento para tratar el consumo de benzodiacepinas.