Muerticos perdidos por deuda en cementerio Obrero

Doña Aida Gutiérrez Villalta se llevó una desagradable sorpresa el pasado 21 de mayo en el cementerio Obrero.

La señora aprovechó que andaba en el entierro de un conocido de su esposo para pasar a visitar la tumba de su mamá y fue ahí cuando se dio cuenta que ya no estaban.

Cuando llegó al lugar donde hace 47 años enterraron a su mamá, Carmen Villalta Cervantes (08-06-1975), se encontró la tumba pelada, sin la placa con el nombre de su mamita, por lo que casi se muere del susto.

Doña Aida salió disparada a preguntar a la administración del cementerio, donde le dijeron que solo le podían dar información a la dueña del nicho, su hermana Elsa Mora.

De inmediato llamó a su hermana y le contó lo sucedido.

Doña Elsa, quien es vecina de Lagunilla de Heredia, se fue a averiguar qué había pasado y solo le dieron largas, le dijeron que la encargada del libro de actas se encontraba de gira fuera de San José toda la semana.

Desde entonces siguieron en contacto para descubrir qué había pasado con los restos de sus familiares, porque además de doña Carmen, ahí estaba el cuerpo de don Juan Luis Mora Mena (17-01-1990), esposo de doña Carmen y papá de Elsa; además de otros seis familiares, entre tíos y primas.

"Mis abuelos Carmen y Juan Luis están enterrados en ese nicho que era propiedad de mi madre (Elsa). Nosotros habíamos estado haciendo los pagos correspondientes y hace como un mes, mi tía Aida fue a visitar la tumba y se encontró como que habían hecho un arreglo y ya no estaba ni la placa, ni la virgen, ni el florero que decoraban la tumba", explicó Germán Rojas, uno de los familiares afectados.

Lo que pasó fue que doña Ana Cecilia Sánchez, prima de doña Elsa y su hermana Yetty Sánchez eran las encargadas de hacer los pagos y el último lo hicieron hace más de cinco años, el 3 de enero del 2012, según la copia enviada por doña Ana. 

Como dejaron de pagar la administración del cementerio remató el nicho y sacó los restos que ahí descansaban.

Nunca les avisaron

Germán, quien es abogado, asegura que para haber hecho la exhumación de sus abuelitos, la administración del Obrero debió haberle indicado a sus familiares antes de realizar el proceso, además de levantar un acta con los detalles de lo sucedido.

Justamente esta información es la que le han pedido a la junta administradora del cementerio y aún no les han respondido.

 "Cada vez que llamaba me decían que la encargada seguía fuera de San José, lo que me empezó a sonar mal, pues ¿qué tanto tiene que hacer una empleada de un cementerio por todo el país por casi un mes? Fui a las oficinas y me atendió una Yolanda (García), quien me dijo que en cuanto tuvieran el libro, me informaban", contó Rojas.

La ansiada llamada llegó el lunes, pero las noticias no fueron alentadoras, porque les informaron que el nicho había sido rematado y publicado en el diario La Gaceta del 8 de octubre del 2015.

"Revisé la publicación y decía que el motivo del remate había sido por abandono, pero nosotros la teníamos muy bien cuidada, no estaba abandonada. Además, nadie nos sabe responder por los restos de mis abuelos, ni ninguno de los otros que ahí descansaban", agregó el abogado.

Quisimos conocer la versión de la Junta Administradora del Cementerio, pero pese a que llamamos un montón de veces, no obtuvimos respuesta.

Muy dolidos

La Teja conversó con varias de los afectados por la incertidumbre de no saber dónde están sus seres queridos.

"Mi madre había pedido en vida que nunca la movieran de donde la sepultaran, por lo que esta situación nos tiene muy dolidos y máxime que ni siquiera sabemos que hicieron con sus restos", contó doña Elsa.

"Cuando fui al cementerio a averiguar y vi que habían quitado la placa, fue una sensación muy extraña, el no saber dónde están, no tener ya dónde ir a visitarlos", dijo la doliente.