Si hoy hicieran una película de los cuatro fantásticos Mario Ortiz, montador de toros de Santa Cruz, tendría casi ganado el papel del hombre elástico.
Y es que en esta corrida, del pasado lunes en Santa Cruz, se invirtieron los papeles. El toro fue el que se encaramó en el montador. Y si no nos cree aquí está la foto que confirma lo que decimos. El valiente guanacasteco sobrevivió al toro Camaleón, de 500 kilos, en las corridas de las fiestas del cantón guanacasteco en honor a Santo Cristo de Esquipulas.
El impresionante momento se vivió la tarde del lunes y, aunque usted no lo crea, ya este martes Mario, de 39 años, estaba metido otra vez en el redondel eso sí sin montar.
Aunque asegura que se llevó el susto de su vida, Ortiz dice que quedó picado porque antes del sustote tenía 7 años de no montar, por lo que quiso volver al ruedo para despedirse como los grandes.
Sin embargo, casi que iniciando el zarpe de su carrera como montador, el condenado toro pegó dos brincotes y al tercero perdió el equilibrio y fue a dar al suelo panza pa' arriba con don Mario aún aferrado a su lomo.
El animalote le cayó encima al santacruceño y si Ortiz aún está vivo, es, según él, porque Dios así lo quiso.
"Sentí que me estaba rompiendo las costillas, sentí que el toro me estaba moliendo, sentí que no iba a vivir más. Me asusté mucho porque se me fue el aire, y la verdad solo Dios, porque no sé ni cómo pude salir corriendo de ahí a como estaba", contó el valiente santacruceño.
Debido a la impresionante foto, el montador dice que la gente lo ha vacilado porque parece de hule, aunque en el mismo redondel le decían que era de plástico.
Lo más increíble de todo es que Ortiz dice que, a la fecha, lo único que tiene es un poco de dolor de la cintura para arriba.
Es tan valiente este pampero que hasta fue a trabajar al día siguiente y tampoco es que trabaja frente a una compu todo el día, ya que bretea en el campo, donde tiene que pasar agachándose.
Para el recuerdo
La espectacular imagen fue tomada por el fotógrafo Deyvi Grijalba, un fiebrazo de estos eventos, también vecino de Santa Cruz.
Grijalba asegura que su basta experiencia lo ha llevado a tomar unos fotones como este, ya que él no le tiene miedo a los toros, lo que permite estar muy cerca de la jugada.
Y para que vean que no es paja que el hombre se juega la vida por sus fotos, esta, la que le tomó a don Mario, la hizo con un celular, o sea, ahí no hay nada de zoom.
"Yo estaba tan cerca que pude verlo todo muy bien, de hecho cuando vi que el toro le había caído encima al señor lo primero que dije fue "Dios mío lo mató", en eso acaté a guardar el celular en la bolsa del pantalón para ayudarlo, pero él se levantó rapidísimo y me dijo que estaba bien", contó.
El fotógrafo agrega que por la adrenalina ni pensó si había pegado el fotón, hasta más tarde cuando salió del redondel empezó a revisar el celu.
Ya cuando vio el fotón que se jaló buscó al montador y se la enseñó, para que viera lo cerquitica que estuvo de no contar el cuento.
"Me dijo "mi hermano ¡qué recuerdo!". Yo lo vi tan feliz que le prometí que se la iba a regalar para que la colgara en la sala de la casa", añadió.
Y como lo prometido es deuda, el fotógrafo se reunió este martes con don Mario y le llevó la foto enmarcadita y todo.
"Tengo tres fotos, dos en la sala y una en el cuarto", dijo muy fiebre el montador de hule.
No descarta volver
Aunque ahorita está un poco adolorido y todavía con sustillo, don Mario dice que no descarta volver a montar.
Él ya estaba medio retirado, pero las fiestas de su pueblo le alborotaron la sangre guanacasteca y no aguantó, sin embargo, por como terminó la montada dice que tiene una espinita aún metida.
"Yo quería que el toro se luciera conmigo, fue una lástima que se cayera porque no era el final que yo quería. Yo sé que esto pudo ser una señal de Dios, la gente me lo dice, pero yo no descarto montar este jueves o viernes, una última montadita, eso sí", recordó
Por la experiencia que tiene, don Mario dice que él nunca imaginó que un toro nuevo como este lo iba a revolcar así, ya que él había logrado sobrevivir a toros más bravos y con más experiencia como el mismísimo Malacrianza.