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Molinos están a toda máquina por las tamaleadas de diciembre

A muchas familias les gusta preparar sus tamales con masa hecha de maíz cascado

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Los churucos tienen su molino (Albicsa) para llevar a moler el maíz. Foto: Rafael Pacheco (Rafael Pacheco Granados)

Si bien desde que arrancó el mes de diciembre las familias comenzaron a planear sus tamaleadas, es en estos días cuando las personas tienen más tiempo libre para participar en esta tradicional actividad.

Carlos y Vera Inces son los encargados de alistar la masa en el molino de la familia. A la derecha aparece doña Videlia Quirós, de 91 años, quien empezó con la tradición hace medio siglo. Foto: Rafael Pacheco (Rafael Pacheco Granados)

Por eso no se asuste si se encuentra unos filones en algún molino que esté cerca de su casa, pues estos comercios se convierten en piezas importantes en la elaboración de los tamales, bueno, al menos para las familias que los prefieren con masa hecha de maíz cascado.

Un equipo de La Teja se dio una vueltica por tres molinos ubicados en la provincia de Cartago, específicamente en Tres Ríos, de La Unión; barrio El Molino en el centro de la Vieja Metrópoli (25 metros norte de la bomba Piedra y Navarro) y otro en el cantón de Oreamuno.

Hace 36 años don Carlos Fonseca puso este negocito con el que saca adelante a la familia. Foto: Rafael Pacheco (Rafael Pacheco Granados)

El primero con el que conversamos fue con don Carlos Fonseca Angulo, propietario de La Mazorca. Su local está ubicado 25 metros al este de la unidad sanitaria de Tres Ríos y cuenta con 36 años de operación.

“Nosotros trabajamos todo el año, pero el mes de diciembre es buenísimo, porque la gente comienza con la tamaleada y se hacen unos filones de locos”, comentó con Carlos.

Con maíz cascado los tamales más suavecitos. Foto: Rafael Pacheco (Rafael Pacheco Granados)

Lo que no se animó a calcular es la cantidad de personas que pueden llegar al día, solo atinó a decirnos que son muchísimas.

Eso sí, para esta época les toca madrugar porque abren desde las cinco de la mañana y hasta las cinco de la tarde, mientras que en los restantes 11 meses el horario es de 6:30 a.m. a 1 p.m.

José Apú fue el encargado de llevar la masa para preparar las 150 piñas que se comen en su familia. Foto: Rafael Pacheco (Rafael Pacheco Granados)

En esos meses, además de la masa, también venden tortillas con queso y otros productos para sostenerse.

Otro secreto que aplican para sacar el negocio a flote es no abusarse con los precios, por eso cobra a mil colones el kilo de maíz molido.

La elaboración de la masa tiene su ciencia, pero don Carlos Fonseca tiene el toque para que le quede bien rica. Foto: Rafael Pacheco (Rafael Pacheco Granados)

El negocio lo manejan don Carlos, su esposa, Francisca Fernández, y sus dos hijas, Anilse Isabel y Evangelina Fonseca.

Extrita familiar

En el caso de Carlos Inces, la molida de maíz es una extrita familiar, pues solo se dedican a esa labor a partir del 15 de diciembre y por una semana. Ellos tienen su local en el centro de la Ciudad de las Brumas y tienen unos 50 años de dedicarse a esto.

Kimberly Quesada es la encargada de atender a los clientes en el molino Albicsa, en San Rafael de Oreamuno. Foto: Rafael Pacheco (Rafael Pacheco Granados)

Si este molino le queda más cerca puede ir de 4 a.m. a 3 p.m., pero si se le complica ese horario no se preocupe, puede tocarles el timbre y ahí le abren.

La llegada de gente es variada, pero va de unas 18 personas por día a unas 30.

Don Carlos Inces cuenta con dos molinos, pero por la baja en la demanda se la juega con solo uno para ganarse las extritas. Foto: Rafael Pacheco (Rafael Pacheco Granados)

“Nosotros nos dedicamos a esto como un hobby, para sacarle provecho a unos molinos que nos dieron como forma de pago”, contó Inces.

Lo que sí considera este brumoso es que la tradición de hacer tamales se ha ido perdiendo un poco, ya en las casas prefieren comprarlos ya hechos.

La papa con la que se mezcla el maíz debe estar bien cocinada, para que no se pegue el molino. Foto: Rafael Pacheco (Rafael Pacheco Granados)

Quien sí mantiene la tradición es Alexánder Apú, un brumoso a quien nos encontramos moliendo el maíz para preparar las 150 piñas con la que se mandan sabroso este mes en su casa, pues desayunan, almuerzan y cenan tamales, pero también los comparten con familiares que llegan de visita.

“Nos gustan de maíz cascado porque el tamal sabe mejor y es más suave”, explicó Apú.

El secreto de un buen tamal, dicen los conocedores, está en la masa. Foto: José Cordero (Jose Cordero)
Karen Fernández

Karen Fernández

Periodista con una licenciatura en Producción de Medios. Forma parte del equipo de Nuestro Tema y tengo experiencia en la cobertura de noticias de espectáculos, religiosos, salud, deportes y nacionales. Trabajo en Grupo Nacion desde el 2011.

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