Don Labán Gómez pudo escuchar por primera vez el llanto de nieto Gael, quien tiene un añito, gracias a un implante coclear que le hicieron en el Hospital México.
“Es el llanto de mi nieto”, expresó don Labán, ante miradas llenas de sorpresa y felicidad de los funcionarios del hospital, quienes acababan de decirle a este vecino de Concepción de Tres Ríos que iba a escuchar ruidos o pitos, tras activarle el implante coclear en el interior de su oído.
La sorpresa estaba justificada, pues lo normal es que los pacientes a los que se les coloca un implante auditivo ocupen algunos meses para que el cerebro vuelva a interpretar los sonidos y puedan identificarlos.
“Lo que más quería escuchar es a mis nietos, Allison, Claret, Liana y Gael, así como los goles de mi Liga y la Sele”, nos contó.
Don Labán, de 62 años, perdió la audición a los 56, después de haber batallado durante mucho tiempo con infecciones crónicas, las cuales fueron destruyendo los huecitos del oído y las células de la cóclea.
La cóclea es el órgano del oído que transfiere lo que escuchamos en impulsos eléctricos que van al cerebro. Debido a la pérdida de la capacidad para escuchar, don Labán se sumergió en una fuerte depresión, que lo fue alejando de todas las actividades familiares y de amigos.
Siete años después de no escuchar nada y cuando ya estaba prácticamente resignado a continuar sus años en un mundo de silencioso, pues le habían dicho que no había nada qué hacer, surgió su última esperanza al ser valorado en el servicio de ORL, donde cumplió con los requisitos para la colocación del aparato y fue así como pudo escuchar al nietico.
De acuerdo con el doctor Eladio Valverde, jefe del servicio de Otorrinolaringología (ORL) del Hospital México, y coordinador del Programa Nacional de Implante Coclear, lo que le pasó a don Labán sucede cada muerte de obispo.
El implante lo que envía al cerebro son ondas eléctricas, por lo que se ocupa de un tiempo para que el cerebro pueda interpretar esas ondas y transformarlas en sonidos. Se trata de un proceso lento que puede llevar a menudo más de un año, pero en el caso de don Labán fue casi inmediato, al activarse el dispositivo.
"No es común que desde el primer día de activación del implante se dé una estimulación tan fina; el cerebro tiene que empezar a entender que ahora el estímulo que recibe es eléctrico, ya no auditivo.
“Se trata de algo nuevo para el cerebro del paciente; sin embargo, en el caso de don Labán, casi de inmediato procesó y logró convertir la señal eléctrica en sonido.”, explicó el doc Valverde.
Los implantes cocleares son dispositivos de última tecnología que realizan de alguna forma la función de la cóclea, estimulando el nervio auditivo y logrando así conectarlo con el tallo cerebral para de esta manera entender e interpretar lo que escuchamos.
Debido a la pandemia, las cirugías de implantes cocleares estaban suspendidas, pero el México las reanudará en estos días.