“El 11 de marzo tuvimos que cerrar el mariposario que tenemos en Sarchí y quedamos impactados, no sabíamos ni para dónde agarrar. ‘¿Ahora qué hacemos? ¿Cómo vamos a comer? ¿Cómo vamos a pagar las cuentas?’ Esas preguntas por varias semanas nos estresaron demasiado. Es de lo peor que hemos vivido en nuestras vidas”.
Es parte del resumen que hace don Danilo Rodríguez y doña Mónica Rodríguez, un matrimonio sarchiseño que de la noche a la mañana tuvo que cerrar lo que fue su fuente de ingresos durante 14 años: el mariposario Sarchí.
“Uno llega al punto de la desesperación y es ahí cuando la cabeza no deja de pensar en qué hacer, cómo ganarse los frijoles. Fue así como en medio de nuestras angustias nos reinventamos.
“La pandemia nos dejó claro que no había forma de seguir ganando con el mariposario y por eso había que caminar en otra dirección, al menos eso creímos”, recordó don Danilo.
Reinventarse
Pero la caminada no fue muy lejana, las mismas mariposas que con tanto cariño han criado, les tenían la solución a la crisis económica. Doña Mónica ya venía experimentando para aprovechar las alas de las mariposas que tras cumplir su ciclo de vida fallecen, quedando su cuerpo y alas en perfecto estado.
“Con el mariposario hemos experimentado que las mariposas de clima tropical, por su tipo de alimentación, están muy cargadas de proteínas y eso provoca que aumenten sus depredadores, disminuyéndoles su tiempo de vida.
“Siempre nos pareció una lástima desaprovechar tanta mariposa y sus alas, fue así como nos pusimos a pensar y así nació nuestra línea de joyería a base de alas de mariposa y hasta con cuerpos enteros, pero principalmente las alas”, explica doña Mónica, quien es ahora una gran artesana.
Redes sociales
Ya con una línea de joyería bien finita, porque tuvieron que parir chayotes experimentando con las resinas hasta encontrar la que era perfecta, aprovecharon las redes sociales para mostrar las bellezas que hacen.
“Nosotros solo vendíamos las cosas del mariposario a la gente que nos visitaba, nada más. Ni nos pasaba por la mente que las redes sociales servían para fortalecer un negocio. El covid-19 nos obligó a pensar diferente y así llegó nuestra gran salvada.
“Una vez comenzamos a promocionarnos en las redes, las ventas comenzaron a calentar e incluso tuvimos que socar la faja con el trabajo para poder salir con los pedidos porque a la gente le encantó la joyería (aretes, collares, pulseras, dijes, anillos, entre otros) con alas de mariposa”, reconoció don Danilo.
Toda la joyería de esta linda familia sarchiceña es hecha artesanalmente, la resina que les sirve perfecto la traen de España, pero todo lo demás es a la tica. En Facebook los encuentran como “Mariposas Accesorios CR” y en WhatsApp les pueden escribir al 8467-0556.
Los precios son muy variados porque usted puede comprar un par de aretes o bien un collar, también venden juegos completos de aretes, collar y pulsera, todo de un mismo tipo de mariposa. Podemos decir que los precios van entre los cinco mil y 35 mil colones.
Trabajan con 24 especies diferentes de mariposas y con cada compra el cliente recibe un certificado que explica la especie de mariposa, sus hábitos, dónde vive, en fin, detalles generales.
Además del español, entregan esos certificados en inglés, francés y mandarín, ya están trabajando para agregar alemán.
Internacionales
El asunto con las alas de mariposa ha caminado tan puras tejas que ya tienen un contrato con la multinacional de transporte aéreo DHL, la cual les hizo una tarifa especial para pequeñas empresas y por eso han podido enviar joyería a Estados Unidos, España, Alemania, Francia y en estos momentos están alistando un pedido que va para Chile.
“Exportar, vender en línea, usar Facebook y WhatsApp, eran temas que ni conocíamos. Podemos asegurar que la pandemia, que en un principio nos puso de rodillas, ha sido el gran motor de nuestra nueva forma de hacer negocio.
“Por más de 10 años estábamos seguros que nuestros ingresos dependían de quienes nos visitaban y compraban lo que exhibíamos, punto. Ya todo cambió. Lograr una venta en Francia sin ver la persona, es algo que nos llena mucho porque nos demuestra que aprendimos y sacamos lo mejor de nosotros en medio de tiempos tan difíciles”, asegura doña Mónica.