La calidad de los médicos costarricenses volvió a quedar evidenciada cuando los especialistas en cardiología y cirugía cardiovascular del hospital San Juan de Dios operaron a Ángel Guillermo Leonhardes Cantillo, de 86 años.
Este adulto mayor, vecino de Alajuelita, disfruta ahora de una mejor calidad de vida luego de que los médicos le colocaran una válvula (aórtica) en su corazón el pasado 23 de diciembre. Lo que hace aún más sorprendente este procedimiento es que ese mismo día se fue a recuperar a su casa junto a su familia.
Esta es la primera vez que los doctores de ese centro médico capitalino realizaron esa operación de manera ambulatoria.
LEA MÁS: Estrés que trajo la pandemia por covid-19 aumentó muertes por infartos en Costa Rica
Detección casual
Un chequeo preoperatorio con el médico internista, para someterse a una cirugía en su ojo, le permitió a un doctor de la clínica Solón Núñez, de Hatillo, descubrir que algo no andaba bien con don Guillermo.
Fue el 25 de noviembre que se le detectó un soplo en el corazón y debía operarse de urgencia.
Se trataba de una obstrucción en la aorta, que impedían que la sangre entrara y saliera del corazón, lo que le provocaba dificultades para respirar.
Según explicaron el jefe de cardiología, Jorge Arauz, y el cardiólogo Jorge Chavarría, se le colocó un catéter a través de la arteria del fémur y lo llevaron hasta el corazón con la válvula dentro, cuando llegó donde se necesitaba, se infló con un balón, para reemplazar la válvula dañada, lo que permite que el importante órgano lata rápidamente.
LEA MÁS: Muertes por infartos aumentaron en Costa Rica: ¿Cómo cuidar su corazón?
De este modo, una operación que normalmente requiere de 48 a 72 horas de recuperación, se logró reducir a unas horas por ser menos invasiva.
Regreso a la normalidad
Este procedimiento, según comentó el paciente, le permite tener esperanza y volver poco a poco a sus actividades diarias, como caminar, jugar con sus nietos y bisnietos y hacer algunos quehaceres de la casa. Además, agradeció al personal del hospital por la atención que le brindaron, la cual calificó como de lujo.
Mientras tanto, Ceila Leonhardes Guerrero, hija de este adulto mayor, agradeció a Dios y al personal médico por dar esperanza a su padre, a quien calificó como una persona muy activa, un hombre que “arma y desarma el mundo en tres minutos a sus 86 años de vida”, y que ahora por medio de este procedimiento puede regresar a esa vida que tenía.
LEA MÁS: Vecino de Curridabat: “Tuve un infarto a los 33 años mientras corría”