El doctor Francisco Delgado Cedeño y la enfermera Sherling Trepovicht Hernández demuestran todos los días que trabajan por vocación y no solo por el salario que reciben.
Ellos dos, con las botas bien puestas, sudan la gota gorda para llegar hasta personas de alto riesgo, con enfermedades crónicas y adultos mayores de zonas alejadas en Upala para ofrecerles atención, orientación y practicar pruebas de coronavirus a quienes la requieran.
Cada día estos funcionarios del hospital y área de salud de Upala caminan cinco kilómetros, en promedio, para llegar a los rincones más escondidos de este cantón alajuelense.
Para llegar a donde las familias deben enfrentarse a cuestas, montañas, barro, sol y lluvia.
“Es una experiencia llena de retos, Francisco y yo hemos tenido que luchar contra factores climáticos, de terreno y distancias bastante considerables. Lugares donde la electricidad no llega, pero nosotros sí.
“Cada día vivimos experiencias que nos dejan grandes satisfacciones y resultados muy satisfactorios, porque comprobar que estamos luchando contra el COVID-19 y aportando algo positivo al país nos hace sentir más que útiles” comentó la enfermera.
Por su parte, el doctor dice que aunque es un trabajo desgastante porque las condiciones son muy adversas, escuchar las palabras de agradecimiento, de bendición y de prosperidad en el trabajo de personas tan humildes son grandes estímulos y recompensas a la labor que hacen.
“En lo personal me motiva a seguir recorriendo estas alejadas comunidades y seguir adelante con la misión que tenemos como país”, expresó el médico de origen panameño, pero nacionalizado costarricense.
Este jueves los profesionales caminaron por la comunidad fronteriza de Jomusa.
El miércoles recorrieron las calles de Fátima de San José de Upala, donde en una de las familias había dos adultos mayores y dos niñas. Uno de los abuelos dio positivo en la prueba de COVID-19.
Fuerte respaldo
Los doctores cuentan con los insumos de protección y el respaldo del director del hospital de Upala, Andrés Ávila Barboza.
“Ese trabajo que ellos hacen lo ejecutan con el corazón y desde las entrañas, pero no son solo ellos dos, hay otros funcionarios de varios ebáis que hacen tamizajes aleatorios a personas sospechosas de tener COVID-19. Acá hay grandes equipazos para ir a testear a personas en distintas comunidades” explicó el doctor Ávila.
Los equipos son integrados por un profesional en medicina, otro de enfermería y los acompaña un chofer que es quien los lleva hasta donde los vehículos tienen acceso.
Francisco y Sherling piden a la población cuidarse mucho.
“Costarricenses y no costarricenses, estén alerta. No se confíen de la higiene de las demás personas, protéjanse mucho. Lávense las manos cada vez que puedan, guarden la distancia social de 1.8 metros y recuerden que no están solos.
“La Caja está con ustedes y en este momento de la historia todos tenemos responsabilidades, la nuestra es vigilar su bienestar y la de ustedes es activar el escudo de protección contra COVID-19”, aseguraron.
El área de salud de Santa Rosa de Pocosol es otra de las zonas, al norte del país, donde se realiza tamizaje de COVID-19. Ahí funcionarios de la Caja visitan las comunidades de El Roble y Chorreras de Cutris.