El hospital veterinario de la Universidad Nacional es un salvavidas abierto a todo tipo de animales.
Algunos podrían creer que atiende solo a perros o gatos, las mascotas más comunes en el país, pero no es así; allí llegan gallos, hamsters, ratones, conejos y, por supuesto, animalitos silvestres.
Estos últimos llegan por lo general heridos gracias a que algún alma buena se apiada de ellos y a la lista se unen los animales exóticos, contó el doctor Mauricio Jiménez, director del Hospital de Especies Menores y Silvestres de la Universidad Nacional (Hems-UNA).
El hospital no es exclusivo para los heredianos, está abierto al público que necesite los servicios de atención veterinaria ya sea de control normal o ver casos de emergencia que requieran una cirugía o un tratamiento de vida o muerte.
Debido a la pandemia, que lo ha trastocado todo, fue necesario ajustar el horario. Abren de 10 a.m. a 6 p.m. pero en casos de emergencia, previa coordinación, atienden las 24 horas.
El hospital tiene una realidad amplia y variada.
“Tenemos un proyecto académico que tiene la parte de venta de servicios y unos proyectos que son subvencionados gracias a esa venta. Es decir, el dinero que entra ayuda a un proyecto que se llama diagnóstico y control en animales silvestres, que trabaja ayudando a centros de rescate y a personas que encuentran animales silvestres con lesiones y ayudando en investigaciones, detección de enfermedades y el manejo correspondiente”, explicó el doctor Jiménez.
Otro proyecto que desarrollan es el de asistencia a zonas vulnerables. Van a comunidades pobres o ayudan a gente de escasos recursos castrando animales, vacunándolos, desparasitándolos y dándoles atención.
El trabajo va mucho más allá de las aulas y los lugares de consulta.
Labor social
El hospital cobra las cuotas que establece el Colegio de Médicos Veterinarios para no hacerles competencia desleal a los especialistas de la zona, pero si usted lleva su mascota y tiene problemas para pagar le echan el hombro por medio del programa social.
Como este es un hospital universitario, sirve para la formación de los estudiantes, quienes aprenden en la práctica cómo enfrentarse a cada caso, las técnicas que se usan y la importancia de la parte social para que cuando se gradúen lo pongan en práctica.
“Cuando se trata de enfermedades complicadas en los animalitos, los mandan aquí para que les ayudemos a diagnosticar. Como somos varios, se llega más rápido a lo que tiene la mascota y eso ahorra tiempo y dinero, por eso nos perciben como más cómodos”, explicó Jiménez.
La otra forma en que llegan los pacientes es por medio de los bomberos, Fuerza Pública, Minae o Policía Municipal, que llevan algún animalito que se han encontrado o han rescatado.
“Tratamos también de que los estudiantes vayan viendo cómo es la relación con los propietarios. Las cosas han cambiado mucho en los últimos años y las mascotas pasaron a ser parte de nuestra familia y para algunos son su única familia, como en casos de parejas jóvenes sin hijos o adultos mayores con hijos”, contó el doctor.
Esa realidad lleva, naturalmente, a que los dueños exijan un trato muy especial para las mascotas.
Humanizados
Las fracturas y lesiones causadas por la condición física del animal o la obesidad son algunas de las situaciones más frecuentes que ven en este hospital.
También cirugías torácicas y extracción de tumores en la pancita (hígado, bazo) muy grandes o de mama y próstata, que también se dan con mucha frecuencia.
Al hablar de “animales exóticos” podríamos pensar en especies de otros países, pero no siempre es así; en ese grupo están, por ejemplo, gallo, conejos (que llegan muchos), tortugas pequeñas o aves a las cuales es permitido tener.
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“Nosotros atendemos gente que viene desde Guanacaste, Limón, San José, Cartago, en fin, de todas partes del país, algunos se vienen con una referencia de otro médico y otros llegan directamente.
“A ellos no les importa cuánto tengan que viajar, ni cuánto tengan que estar ahí, sino estar a la par de sus mascotas. Hay que gente que aunque viva lejos viene todos los días a visitar a su animalito si debemos dejarlo internado. La gente sufre cuando su mascota está mal, muere o debemos ponerlaa dormir porque ya no hay nada más que hacer”, reconoció Jiménez.
En este hospital se viven los dramas y las carreras de aquellos donde los pacientes son humanos. La diferencia básica está en que quienes llegan malitos a este son esos que algunos llaman nuestros hermanos menores.
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