Los días navideños dejaron en algunos barrios de Limón una pesadilla en vez de un regalo.
Desde el 25 de diciembre hay más de 228.000 usuarios de buses que no tienen el servicio. ¿Así o más feo?
Esa es la dura realidad que enfrentan los usuarios de 11 rutas de bus que desde el 25 de diciembre quedaron al garete porque la empresa Cooperativa Autogestionaria de Trabajadores de taxis y buses R.L (Cottabus) dejó de ofrecer el servicio al declararse en quiebra.
Los barrios que quedaron “a pie” son Cieneguita, Atlántida, Envaco, Cielo Amarillo, Colina, Pueblo Nuevo, Limoncito, Los Lirios, Ceibón, Los Cocos, Isaías Marchena, Villa Hermosa, Santa Rosa y Aurora.
Una de las usuarias perjudicadas es Evelyn Zamora, quien trabaja en la Escuela Rafael Yglesias, en el centro de Limón, y ha visto golpeadas sus finanzas porque a falta de buses debe buscar otras formas de transporte.
Esta madre de dos hijos --una en el colegio y otro en la escuela-- pasó de destinar ¢290 al pasaje del bus a entre ¢1.500 y ¢1.700 en pirata o hasta dos rojos en taxi formal. Esas cantidades son por cada viaje.
Esta familia es vecina de Los Lirios, uno de los barrios afectados por el abandono del servicio, y el subonazo de gastos es mayor pues se debe multiplicar por tres ya que los dos hijos de Evelyn tienen que ir a clases. Los gastos del grupo pasaron de ¢1.740 en pasajes de los tres a ¢9.000 como mínimo cada día.
“Casi que estoy trabajando solo para pagar el transporte diario, así no se puede. Cuando salgo temprano opto por venirme caminando, pero ya cuando salgo a las seis, no se puede”, explicó Evelyn.
El servicio que brindaba la empresa tampoco era la octava maravilla. Los usuarios a veces debían esperar hasta dos horas para que pasara el bus, pero al menos en algún momento lo hacía.
“Ahora que el curso lectivo 2022 está a la vuelta de la esquina (empieza el 17 de febrero) y que será totalmente presencial, ¿cómo vamos a hacer?, no puedo gastar tanto dinero en transporte”, agregó la preocupada madre.
Debían seguir
El profesor pensionado y músico Rafael Espinoza, vecino del barrio La Colina, se la juega usando el bus de Corales, uno de los pocos que quedaron en operación en la periferia del cantón central caribeño y caminando el resto del trayecto hasta su casa, que es como de un kilómetro.
“Mucha gente se ha visto perjudicada porque nos quitaron los buses de un solo y tuvieron que empezar a agarrar colectivos, ¿cómo es posible que los barrios de la periferia no tengan servicio?”, se preguntó el músico conocido como “Zapata”.
El 10 de enero, el Consejo de Transporte Público (CTP) le envió a la empresa Acusosa los detalles técnicos de las rutas que quedaban sin servicio para ver si tenía interés y disposición de asumirlas, para lo cual deberá contar con 16 buses.
Le dieron un plazo de cinco días para responder.
Un acuerdo del CTP, también del 10 de enero, dice que aceptan la renuncia a Cottabus (a dar el servicio), pero le advertían: “mientras se realizan dichas audiencias y se designa nuevo operador, deberá seguir prestando el servicio en aras de mantener la continuidad del servicio, tal y como lo establece el contrato de concesión y la Ley N° 7969″.
Pero eso no está ocurriendo.