¡Marcus Garvey debe ser héroe nacional!, la afirmación sobre este jamaiquino, predicador y fundador de la Asociación Universal para la Mejora del Hombre Negro, la hizo don Álvaro Rossi quien se la dijo a su hija Anacristina Rossi en 1958, cuando ella tenía seis años. Estaban frente a la piedra angular en el Liberty Hall de Limón, mejor conocido como el Black Star Line.
Don Álvaro conocía al líder negro que estaba revolucionando el mundo con sus ideas para establecer a todos los afrodescendientes en un solo país (Liberia, en África) y poco a poco estaba regresando a los negros americanos a África. Afirmaba, además, que era un genio para los negocios.
Él fue quizás la primera persona en usar la palabra emprendedor (pulseador) al recomendarles a los negros limonenses que no confiaran en los blancos porque éstos los podían traicionar, que mejor pusieran sus propias empresas y les dieran trabajo a los negros.
Y no se equivocó, pues los “blancos” que los habían traído a nuestro Caribe a trabajar en la construcción del ferrocarril y del tajamar, eran los mismos que habían ordenado, en la ley del segundo contrato de la bananera en 1934, que los excluyeran de la fuerza laboral, permitiendo que se contratara solo 20% de mano de obra negra y prohibiéndoles que pudieran ir a buscar trabajo a la nueva bananera que se estaba iniciando en el Pacífico. Eso dejó a un 80% desempleados.
“Ya la mitad de esos negros eran costarricenses porque nacieron en nuestro país, pero no se les reconocía su nacionalidad, sino hasta 1951 cuando José ‘Pepe’ Figueres les permitió sacar la cédula y votar, como lo hizo con las mujeres”, explicó Anacristina Rossi, escritora e investigadora de la cultura negra.
Por esa discriminación no les quedó más remedio que emigrar y muchos lo hicieron hacia Estados Unidos donde sí les permitían trabajar y mantener sus creencias espirituales y musicales, contrario a Costa Rica donde además les prohibieron hablar inglés y tocar sus tambores.
El movimiento a favor de los negros en Estados Unidos, pese a que aún hoy siguen sufriendo, era mucho más fuerte. Se fueron a darles su conocimiento a los gringos.
“Cometieron un genocidio cultural al prohibirles sus tradiciones, si los hubieran dejado, hoy Costa Rica sería un país inmensamente rico en este campo y los limonenses serían los seres más preparados del mundo”, agregó Rossi.
Garvey pensó en usar sus barcos para llevar productos de América al oeste de África y devolverse con madera africana, era un negocio redondo. En esos momentos todo África estaba colonizada por los europeos y él empezó a decir “África para los africanos, somos 400 millones, no pueden contra nosotros”, recordó la escritora.
Pero la presión de los franceses y británicos a los gringos para que los controlaran o sino aislaban a los Estados Unidos, provocó que los detuvieran injustamente.
Pese a que murió en 1940, 20 años después Ghana fue el primer país africano que se independizó de Inglaterra por influencia de Marcus.
LEA MÁS: Ternurita limonense se robó el corazón de los diputados
Limón demasiado dulce
¿Cómo era el Limón de principios del siglo XX? Arquitectónicamente predominaban las casas victorianas. Las casas eran de madera, no había ninguna en cemento y la bananera había sembrado árboles de ylang ylang que huelen riquísimo por la noche. También estaba lleno de logias y asociaciones de socorro que pedían una cuota y cuándo alguien se enfermaba o se moría se pagaba el doctor o el funeral, la idea fue iniciativa de Garvey que había creado la Asociación Universal para la Mejora del Hombre Negro, (U.N.I.A. por sus siglas en inglés).
“Todas las aceras tenían árboles de esos y el parque Vargas era divino, tenían una escultura de un cisne divina, que escupía agua”, agregó Rossi.
En ese Limón que ella conoció a finales de los años 50, aún salían a las calles a desfilar con sus vestidos impresionantes y cantando sus canciones, pero se dejó de lado en los años 60, porque a los limonenses no afrodescendientes no les gustaba.
Era multicultural, de una riqueza cultural enorme, con muchas librerías porque sus habitantes se pasaban leyendo, declamando y montando obras.
Estaba llena de consulados holandeses, británicos y franceses por las nacionalidades que debían atender pero cuando se fueron ya no tenían a quiénes atender.
“A partir de la decisión de Figueres, comenzó una curiosidad hacia los negros, pero el racismo sigue muy fuerte y creo que es a partir de los años 90 que empieza a haber un interés en la cultura negra, en los desfiles, el carnaval de Limón y en la comida negra que quedó reducida al rice and beans”, comentó doña Anacristina.