Waleska Solano, vecina de Cartago, trabajó año y medio como cocinera en un horario de doce horas diarias y cinco días a la semana.
Entraba a las 6 a.m. y salía a las 6 p.m., pero no soportó más y pese a que necesita trabajar, renunció porque se estaba “matando”.
“Es terrible, agotador. Descuidás a la familia, no podía estar pendiente de las reuniones de la escuela de los chiquillos (tiene tres hijos). Llegaba a la casa y era dormir, levantarme y volverme a ir al trabajo; además el salario era muy bajo, ¢140.000 por quincena”, recuerda.
“Me levantaba a las cuatro de la mañana, dejaba todo listo en la casa, el desayuno y el almuerzo, pero al (hijo) pequeño no lo veía alistarse y me iba con la congoja de si lo recogió la buseta o si salía temprano y no lo recogía la buseta. Tenía que ver cómo encontraba quien lo recogiera porque sus hermanos estaban estudiando”, agregó.
Afirma que se deprimió, llegaba a la casa a llorar, no aguantaba las manos, veía a sus hijos y quería estar con ellos, pero era tal el cansancio que no le daban las fuerzas.
“Soy mamá sola y me toca hacer todo en la casa. Uno tiene que llegar y sentarse a hacer tareas, escuchar cómo les fue en las clases, ver qué faltaba de comida y llegar a las siete de la noche e ir a comprar el diario. Y el día libre estaba tan cansada que no quería ni abrir los ojos”.
Doble visión
Anel Campos ve lo de la jornada 4/3 desde dos lados: como madre de tres hijos y desde su especialidad en salud ocupacional.
“Para poder trabajar debo pagar una niñera y los salarios tampoco son tan holgados y uno no puede pagarle cualquier cantidad a otra persona para que venga a cuidarlos porque es un gasto más. Otras mujeres ni siquiera podrían pagar por una”, explica.
LEA MÁS: Dejar el teletrabajo y regresar a la oficina es muy duro para los trabajadores
Opina que se debe tomar en cuenta el desplazamiento de las mujeres de la casa al trabajo y viceversa; si salen tarde implica que estarían más expuestas y, además, es tiempo que pierden con sus hijos.
“Con diez horas máximo, y mediante cumplimiento de objetivos, la persona puede rendir mejor. El cuerpo está hecho para soportar ciertas horas laborales y aumentarlas puede influir en trastornos del sueño e incluso otros (empleados), por su situación económica, agarrarían su tiempo de descanso para tener un trabajo extra y terminan más agotados y se exponen a mayores accidentes laborales por el cansancio”, explicó Campos.
“Afecta tanto física como mentalmente”, añadió.
¿Qué dice el proyecto?
El proyecto de ley de la jornada 4/3 plantea la posibilidad de pasarse de la jornada ordinaria a trabajar cuatro días y descansar tres, si la empresa lo desea, y parte de que ese chance no existe actualmente.
Laura Navarrete, especialista en derecho laboral de EY Law, explicó que esas jornadas de 12 horas ya se aplican en el país y que de aprobarse el proyecto de ley como está, afectaría a quienes laboran ocho horas ordinarias y cuatro extras (que se pagan con 50% más), pues trabajarán igual tiempo por menos salario.
LEA MÁS: Diputados aprueban qe teletrabajadores se desconecten al terminar la jornada
Además, una parte del proyecto podría bajar el pago por hora trabajada en la jornada de ocho horas por dia a diez horas por día ya que el Consejo Nacional de Salarios podrá “determinar un salario mínimo por hora para todos los trabajadores que realicen jornada excepcional ampliada, según corresponda la ocupación que desempeñen”.
Por ejemplo, en una jornada pagada a ¢25.000, el valor de la hora pasaría de ¢3.125 a ¢2.500.
“Aunque el proyecto permita estas jornadas como una medida ‘opcional’, no valora la posibilidad de que haya empresas que inicien operaciones con esta modalidad y no les ofrezcan otra elección a los trabajadores”, dijo Navarrete.
La abogada María Marta Salazar va más allá y habla de qué pasaría si una mujer opta por la jornada 4/3 y al tiempo decide ser mamá.
“Aunque se quiera pasar a la jornada ordinaria, el patrono le puede decir que no tiene espacio y que por eso la puede despedir, no tiene por qué abrir otro espacio en la empresa”, dijo Salazar, quien piensa que impulsar jornadas de trabajo agotadoras que alimenten malos climas de convivencia y trabajadores cansados es un paso atrás en el campo de los derechos laborales.
LEA MÁS: Trabajadores ticos quieren que les paguen por semana para que les rinda el salario
Perjudicial
El Consejo de Salud Ocupacional (CSO), el Instituto Nacional de las Mujeres (Inamu) y el Centro de Investigación en Estudios de la Mujer (CIEM) coinciden en que este plan podría empujar a las mujeres al desempleo o complicarles la vida.
“Genera discriminación al obstaculizar el acceso a puestos de trabajo de doce horas (jornada acumulada) a trabajadoras que requieren del uso de redes de cuido para niños, adultos mayores o personas con discapacidad, que usan servicios que no se ajustan a sus nuevos horarios. También se vislumbra una limitante para el acceso a la educación por contraposición de horarios”, señaló el Consejo de Salud Ocupacional.
La Red Nacional de Cuido y Desarrollo Infantil (Redcudi) no cuenta con recursos para ampliar su cobertura si se aprobara esta iniciativa y desconoce cuál es la demanda insatisfecha que existe hoy en sus servicios, los cuales ya están comprometidos.
La directora del CIEM, Montserrat Sagot, explicó que diversos estudios han demostrado que las jornadas de 12 horas seguidas son fatales para las mujeres, sobre todo las jóvenes y madres, porque el trabajo doméstico y de cuido no se detiene nunca.