Todos los días, los hijos de Emily Espinoza le preguntan a su mamá si recibirán juguetes en esta Navidad, pero lo único que ella les pudo asegurar es una cenita para Nochebuena, gracias a la iglesia de la localidad.
Emily y su familia viven en la ciudadela León XIII, en el cantón de Tibás, y a cada rato miran fijamente el arbolito que les regalaron y que pudieron decorar con unas esferas, también regaladas, con la esperanza de que este año sí puedan ser sorprendidos por Santa Claus.
Espinoza es madre soltera y vive con sus cinco hijos. El mayor, Yaidier, tiene 16 años y padece epilepsia, y la menor, Naomy, tiene 3, una niña que pese a su corta edad tiene varios problemas de salud, lo que le impide a su mamá salir a trabajar para llevar el arrocito y frijoles a sus niños.
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Naomy es una personita con autismo. Además, padece de asma, fuertes alergias y tiene trastornos de sueño. Todos los días utiliza medicamentos para tratar su asma, para poder dormir y, además, para sus alergias porque, a veces, son tan severas que la hacen sangrar por la nariz.
“Naomy a veces se pone agresiva, hay días en los que dura entre tres y cuatro horas llorando; a veces muerde o golpea y, por eso, no puedo salir a trabajar. Hay que tener paciencia con ella y, además, tengo que velar porque se recupere, porque pasa muy enfermita”, manifestó.
Shaidebeth tiene 11 años, le sigue Tamara con 9 y Deylan tiene 6 añitos. Hace un tiempo, Tamara comenzó a tener problemas estomacales, pero aún no sabe con claridad a qué se deben.
“Vivimos en una casita bastante humilde, en un terreno que era de mi abuela. Antes era un lote baldío y hace unos años, la Municipalidad de Tibás nos ayudó a limpiarlo, para construir el ranchito donde vivimos y desde entonces estamos aquí.
“Este terreno está embargado por el AyA; he ido a ver si puedo solucionar ese inconveniente, para pedir un bono de vivienda, pero cuando mi hija se enferma se me dificulta salir”, afirmó.
Mamá responde. Una de las preguntas que le hacen a Emily es ¿por qué tuvo tantos hijos? y ella, sin dejarse vencer por la tristeza, responde: “Son los hijos que Dios me mandó, sé que me cuesta salir adelante, pero los amo y quiero lo mejor para ellos”.
En piso de tierra
Emily no pudo estudiar. Ha trabajado limpiando oficinas, como miscelánea y vendiendo limpiones en la calle. Este año ha recibido ayuda del IMAS, pero la platita no es suficiente para salir adelante con tantas necesidades.
Actualmente se dedica a vender productos por catálogo, pero no todos los meses le compran y también hace rifas, pero a veces no logra vender todos los números del talonario, porque la gente no le puede comprar tan seguido.
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Vive en una casa cuyas paredes son de lata, el techo no tiene cielorraso, el piso es de tierra, y lo logró cubrir con unas alfombras que le regalaron.
Como si no fuera suficiente, en este momento tienen problemas con el sanitario, por lo cual, cuando tienen que hacer sus necesidades las hacen en una bolsa, para depositar allí las heces.
Pese a todas las carencias, Emily siempre busca la forma de que sus hijos puedan comer. Cuando tiene un cinquito, lo primero que hace es invertirlo en comida. Hace poco pudo hacer una rifa para cambiar algunas de las latas de las paredes, porque a causa de las lluvias, siempre se le metía el agua adentro de la casa.
Lo que piden para Navidad
Emily aseguró que este año han sido muy bendecidos y que sus hijos entienden la situación que viven. Por eso, pese a que piden un regalito para estas fechas, comprenden que, posiblemente, no pueda llegar el anhelado juguete, porque no hay plata.
“Mi hijo mayor no me ha pedido nada para Navidad, pero las niñas me pidieron todas una muñeca, que se llama bebé llorona, y el menor de los varones me pide una consola. Un día pasé por una juguetería y el precio de las bebés lloronas era muy alto y no se las puedo comprar.
“En este momento, Deylan no tiene zapatos y estoy esperando a ver si me dan la platita del IMAS para comprarle un par, porque solo tiene un par de zapatos en este momento”, expresó.
Por otro lado, Emily sueña con una casita para ella y sus hijos, porque sabe que al tener una vivienda en mejores condiciones, podría mejorar la salud de sus hijos.
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“Yo le digo a mis hijos que, afortunadamente, tenemos un techito. Cuando era niña yo no tenía casa, andaba de un lado a otro y, pese a las dificultades, gracias a Dios, vamos saliendo adelante. No le miento, es muy duro, pero Dios no me desampara”, destacó.
Si usted quisiera ayudar a esta familia a pasar una Navidad diferente aún está a tiempo de hacerlo. Emily habilitó hace poco el servicio de Sinpe móvil, que le ayuda a recibir los pagos de las ventas por catálogo y tiene el número disponible por si desea hacer alguna donación. El número es 6462-2453.