Una pulseadora hace faroles por las noches, acostada y con una maquinita dándole oxígeno. Ella se llama Seinny Cabalceta Serrano, tiene 38 años y una enfermedad muscular que le impide caminar desde hace 7 años.
A esta emprendedora la visitamos en barrio Cuba, San José, específicamente en el asentamiento 11 de abril, mejor conocido por todo el mundo como El Pochote. Lo que nos dejó bien claro que estábamos en su casa es que afuera hay ya un sencillito rótulo que anuncia la venta de faroles a 4 rojitos.
Es sencillito el rótulo, pero corrongo porque tuvo el detalle de ponerle una guaria morada.
Al llegar a la casa también nos recibió con una tremenda sonrisa doña Zeidy Serrano, la mamá, quien es otra pulseadora y la mancuerna perfecta de una hija que no afloja ni se arruga ante la adversidad.
Nos encantó que doña Seinny es una mujer alegre y agradecida con la vida. No se queja, no reniega, al contrario, disfruta cada instante, cada segundo, porque, según nos contó, hubo momentos de su vida en los que estuvo más de allá que de acá.
“Yo me enfermé antes de la pandemia. Caí al hospital por la vesícula, después de un examen muy fuerte que me realizaron caí en coma y así estuve un mes. Cuando salí del coma y me recuperé ya no podía volver a trabajar nunca más en lo que trabajaba que era vendiendo comidas.
“Tengo distrofia muscular y es degenerativa, o sea, ya no me voy a recuperar, más bien la enfermedad va a ir avanzando, es por eso que ya no puedo caminar y como me canso mucho y me falta el oxígeno, me dieron la maquinita en el hospital”, nos explica.
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Faroles llenos de amor
Fue para el 2020, justo en medio de la pandemia, que la empunchada pulseadora tuvo la idea de hacer faroles. Ella nunca se queda quedita y sabía que necesitaba generar platica para pagar los recibos de la casa.
Entendió que su enfermedad le iba a complicar la hechura de los faroles, pero le dijo a su mamá y a su hijo (Joshua Vega), que le ayudaran porque tenía una nueva idea y esperaba que le pegara para setiembre.
“Es cierto que no había clases presenciales, pero a todos los chiquillos de escuelas y colegios les pidieron faroles y eso me ayudó demasiado, fue una venta loca de faroles. Yo los hago por las noches, acostada y ya con la máquina de oxígeno puesta, pues le cuento que tuve que correr mucho, pero gracias a Dios logré salir con los pedidos.
“Son faroles cien por ciento de materiales reciclados, hechos con dos ingredientes principales, mucho amor y cartón de la pulpería. También los pintamos para que queden bien bonitos. Hago faroles de naturaleza, de símbolos nacionales o bien el que me pidan, eso sí, me tienen que dar tiempito”, explica la emprendedora a quien usted puede llamar para pedidos al 8410-1025.
Bien activa
Esta pulseadora es de las de verdad y así nos lo confirma con todo lo que hace para salir adelante a pesar de que no puede caminar.
“Hay mucho que pagar por eso no me puedo quedar quedita. Hago bisutería, vendo pulseras, junto con mi mamá vendemos raice and beance, arroz con leche, gelatina de piña, budín. Aunque usted no lo crea, yo también cocino acostada en la cama.
“A partir de las 8:30 de la noche, todos los días, me acuesto, me pongo la máquina del oxígeno y comienzo a trabajar en lo que se necesite: faroles, comida, bisutería. A mí me encanta trabajar, me encanta salir adelante”, asegura con tremendo orgullo.
Está muy valida de Dios, nos dice, para que este año con los faroles le vaya bien. Los tres años anteriores estuvieron bien movidos, actualmente ya tiene cuatro pedidos. Ella vende todo lo que hace en el propio Pochote. El más popular de todos los faroles que hace es el trencito.
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Equipazo
Algo que sí deja muy claro doña Seinny es que ella puede ponerle bonito en su emprendimiento porque tiene un equipazo que le ayuda demasiado: la mamá, el hijo y la hermana (Shirley).
“Es fundamental el apoyo familiar. Somos una familia pequeña, pero ellos no me aflojan, me ayudan demasiado. Todos me colaboran para que pueda salir adelante y ese amor que me demuestran es muy necesario porque así uno se llena y todos los días se inspira para salir adelante”, comenta.
Distrofia muscular
La ciencia explica que la distrofia muscular reúne varias enfermedades que provocan debilidad progresiva y pérdida de la masa muscular. En este mal hay genes anormales (mutaciones) que afectan la producción de las proteínas necesarias para que se formen músculos saludables.
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No existe una cura para la distrofia muscular, pero sí medicamentos y tratamiento para ayudar a controlar los síntomas y hacer más lento el avance de la enfermedad.