Elsa María Hernández es una mujer a la que le ha tocado una vida llena de golpes y lágrimas.
Ella es mamá de tres hijos: Alison Jimena, de 15 años; Luis Felipe, de 13 y Jeison Mathias, de 12. Cuando ella tenía apenas 15 años dio a luz a Alison.
Desde muy joven se fue a vivir con José Fabio Sancho, el papá de sus hijos, que siendo muy chiquillo, siempre fue responsable, trabajador y amoroso con su familia.
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Ellos vivían en una casita en Barva de Heredia, que estaba en una propiedad de la familia de José Fabio, pero un día ocurrió una tragedia.
“Le dimos alojamiento a una pareja (Steven Araya y Katherine Montero) con sus dos hijitos porque teníamos un cuarto desocupado, ellos empezaron a tener problemas y se separaron, el muchacho se fue y ella se quedó, pero un día él vino y quemó la casa.
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El ataque ocurrió el 14 de marzo de 2015 y a raíz del incendio, días después murió Steven, el que lo provocó.
“Mi esposo resultó herido, el propio hijo de Steven también, yo también resulté herida. José Fabio estuvo unos 15 días internado en el hospital San Juan de Dios con lesiones muy graves, tenía el 90% del cuerpo quemado, tuvieron que hacerle amputaciones y al final falleció“, recuerda.
Elsa dice que a raíz de toda esa situación, ella y sus hijos lo perdieron todo: la casa, la ropa, todas las pertenencias y lo más importante, a José Fabio.
Medidas de protección fallaron
Una de las cosas que más resiente Elsa es que toda la situación que vivió se pudo haber evitado si las leyes se hubieran cumplido como debían, ya que cuando Steven provocó el incendio tenía que estar descontando prisión preventiva por agredir e intentar matar a Katherine, pero gozaba de un beneficio.
Además, se suponía que el agresor no se podía acercar a la casa donde estaba Katherine y que debía haber vigilancia policial para evitar una desgracia, como la que finalmente ocurrió.
En aquel momento, el IMAS le dio a Elsa, durante tres meses, una platica con la que pudo comprar una mesa, unas camas, una olla arrocera y un sartén eléctrico. Luego de eso empezó a buscar trabajo limpiando casas para poder sacar adelante a sus tres hijos. Ella no tenía muchas opciones, porque no terminó el colegio.
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Poco después de la tragedia, Elsa entró a trabajar a una empresa grande de supermercados, pero año y medio después uno de sus chiquitos tuvo un accidente, se cayó y se golpeó la cabeza, eso ocasionó que se le hiciera un coágulo y lo internaran.
Pasaban las semanas y el chiquito seguía complicado y Elsa tuvo que renunciar al trabajo para cuidarlo en el hospital, porque en la empresa no le dieron chance.
Después de eso empezó de nuevo la congoja de las limitaciones con la plata. Elsa y sus hijos vivieron un tiempo con la mamá de José Fabio, luego, a miles costos, se fue a alquilar una casita durante año y medio, pero después recibió una gran bendición que era vivir y cuidar una casa del Banco Popular que estaba embargada, mientras la vendían.
La vivienda tenía problemas con la municipalidad y otros enredos, así que el tiempo se fue extendiendo, sin embargo, hace poco le dijeron que la situación de la casa ya se resolvió y que la vendieron, por lo que se tiene que ir. Ahora no sabe qué hacer.
Enfermedad le quita la paz
Y es que a Elsa se le juntaron todos los males, además de quedarse sin casa, tiene serios problemas de salud.
Hace seis meses empezó a trabajar en una empresa de supermercados, pero al mes y medio de haber ingresado se enfermó y la tuvieron que incapacitar. Los doctores le detectaron una hernia en la columna que le causa unos dolores terribles, porque le presiona varios nervios.
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Eso ha hecho que sufra de insuficiencia venosa en la pierna izquierda, por lo que se le hincha mucho por mala circulación. Además, desarrolló hipertención arterial.
En el trabajo le dijeron que no le pagarían más de tres meses de incapacidad, por lo que hace mes y medio no recibe salario. En cuando a la Caja, tampoco le está llegando la plata de la incapacidad como debería.
“Ahorita yo no tengo los medios para irme a pagar un alquiler, ya no quiero que mis hijos pasen más situaciones difíciles, pero me siento con las manos atadas, no sé qué puedo hacer.
“Se viene la Navidad, un tiempo en el que las familias deberíamos estar tranquilas, felices, en paz, pero en mi caso no es así, no sé si esta Navidad voy a tener un techo para mis hijos, no sé qué voy a hacer para la entrada a clases y eso me atormenta, me hace sentir frustrada”.
Elsa recibe una pensión de la Caja de 100 mil colones y dos de sus hijos menores de edad reciben una de 55 mil colones cada uno, pero dice que con esos 210 mil colones no le alcanza para alquilar, comprar la comida y hacer frente a los gastos del estudio de sus muchachos.
La mamá dice que tiene pendiente una cita en IMAS para una entrevista para ver si califica para algún tipo de ayuda especial, pero ha ido varias veces y se la pasan de día.
Ella asegura que espera aliviarse pronto del tema de la hernia, porque le urge volver a su trabajo para poder buscar una casa de alquiler. Reza para que pronto su situación mejore y pueda encontrar una estabilidad que le permita vivir en paz con sus tres hijos.
Ayúdele
Si usted quiere ayudar a esta pulseadora mamá y a sus hijos, puede contactarla al número 60318006.