Amalia Barrantes Orozco es maestra de escuela y en el 2020 se le ocurrió la “loca” idea de invertir los ahorros de su vida en un proyecto demasiado nuevo para el desconocido barrio Esteritos, en Pocosol, a 45 minutos de Ciudad Quesada.
Nos cuenta la educadora que llegada la pandemia fue cuando le reventó la idea en la cabeza de coger su platica y comprar un contenedor para hacerlo una cabaña y así alquilarla.
“En pleno encierro, en lo más fuerte del 2020 yo pensé que cuando todo se volviera a abrir la gente iba a ponerse a pasear para relajarse ante tanto encierro y sentí que el turismo se iba a disparar.
“Mi papá me regaló un lotecito. Esteritos es un pueblo alejado del centro de Ciudad Quesada, casi nadie lo conoce y es cero turismo. Compré el contenedor sin saber nada, no sabía si venía herrumbrado, nuevo, muy golpeado, por dicha llegó en muy estado”, explica Amalia.
La primera idea del emprendimiento fue convertir un bus en cabaña, después cambió a contenedor porque ahora se hacen bellezas. La maestra jamás olvidará el día en que le llegó el contenedor a Esteritos, fue el 17 de setiembre del 2020, llegó directo desde Limón.
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Gran susto
“Vieras que mis papás (don Luis Barrantes y doña Elidieth Orozco) estaban muy asustados y enojados porque me puse a gastar plata en un proyecto que nada que ver en plena pandemia, cuando en el mundo entero estaba cuidando su dinero. Ellos me estaban cuidando, me decían que cómo se me ocurría hacer una cabaña en Esteritos, que nadie iba a llegar porque para nada es zona turística, es un pueblo muy perdido.
“Y justo eso, que sea un pueblito perdido es la gran magia porque la privacidad que ofrezco es total. Quien llega a la cabaña disfruta de una privacidad absoluta, cuando se levanta en las mañanas, quienes tal vez se le acerquen son las vacas”, aclara la maestra.
Es que el lotecito que le regalaron a Amalia es en medio de un potrero y en el puro centro de ese potrero puso la cabañita sin saber que esa decisión sería de las mejores porque esa paz absoluta y el cielo estrellado que se puede disfrutar porque no hay luces cerca, le han dicho que es como de película.
La educadora, ya con la cabaña lista y probada con sus amigos y familiares, la puso en la plataforma digital mundial que ofrece hospedajes, Airbnb, pero por dos meses nada de nada. Cada mañana ella se fijaba y no, nadie le hacía tiro.
“Sentí muy lindo el día que llegó la primera reservación, era una pareja de estadounidenses. A partir de esa primera pareja comenzó a moverse muy bien el hospedaje en la cabaña por Airbnb. Lo que más me llega son personas solas que llegan a hacer teletrabajo o parejas. Lo más que se me han quedado son 15 días.
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“El año pasado en temporada alta estuve con llenazo total y con excelentes comentarios en Airbnb. Yo sabía que el turismo se iba a disparar, por dicha tomé una muy buena decisión porque la pandemia provocó cambios para siempre y el teletrabajo llegó para quedarse. Una gran mayoría de personas que se hospedan es para eso, para hacer teletrabajo mientras disfrutan de una soledad natural que los relaja”, reconoce con alegría la sancarleña.
La misma gente de Esteritos le dice a Amalia que le admiran la visión que tuvo porque no le tenían nada de fe al proyecto. Ahora, más bien la cabañita hasta sirve para otros negocitos ganen platica porque los huéspedes piden comida exprés desde Boca Arenal, por ejemplo.
Además, no solo llegan estadounidenses o europeos a hospedarse, el pegue ha sido tal que ticos de Aguas Zarcas, Venecia, La Fortuna, se han ido a hospedar para disfrutar eso, la tranquilidad, soledad y cielo estrellado de esa cabaña.
“Fue tan buena la decisión que en abril de este año se me acabó el nombramiento en la Escuela San Miguel de Pocosol y hasta principios de agosto me llegó otro, esos cuatro meses lo que me sostuvo económicamente fue la cabañita… ¿quién lo iba a pensar? No era tan loca la idea”, comenta con satisfacción.
Como todos están pensando, la siguiente pregunta es ¿por qué no se tira al agua con otra cabañita si el emprendimiento pegó?
“Eso me lo pregunta mucha gente aquí en Esteritos y mis amigos. Tengo espacio en el lote; sin embargo, no creo que lo haga, es que lo que yo promociono en Airbnb es paz, tranquilidad, soledad absoluta y con otra cabaña eso se perdería. Ofrezco privacidad y silencio, entonces no sería lo mismo”, responde.
Dele viaje
Si pudiera hablar con la Amalia del 2020 que se voló los ahorros de la vida en un proyecto loco ¿qué le diría?, preguntamos.
“Me encantaría poder decirle que le dé viaje sin miedo, que vamos a estar bien porque la idea fue muy buena. En aquel momento no sabía nada de emprender, de contenedores, de alquileres, no sabía nada de nada, pero me arriesgué”.
Si usted quiere disfrutar de esta cabaña reserve al teléfono: 8427-9658. Cada noche vale 15 mil colones por persona y máximo se pueden quedar 4 personas. No se incluyen la comida, pero la cabaña está equipada para que lleve su jamita.